Tras la desaparición de Martin Verfondern en 2010 y después de no hallar nada en claro, en 2014 hay una nueva búsqueda donde utilizan nuevos dispositivos tecnológicos.
“Lo que pretendíamos era localizar el coche. Sabíamos que si encontrábamos el coche íbamos a encontrar el cuerpo de Martín”, aseguraba Fernando Serrulla Rech, médico forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia.
Las búsquedas se seguían centrando en aquellos lugares en los que Martín podía acudir conduciendo un vehículo. “El sonar de barrido lateral permite obtener imágenes de alta resolución morfológicas del fondo del embalse, incluso aunque no haya visibilidad ninguna, pero no encontramos por ningún lado restos de la imagen del coche que esperábamos encontrar si estuviera en ese lugar”, comentaba Fernando Serrulla.
“La otra técnica era la termografía y en este caso lo que pretendíamos hacer era, haciendo un vuelo con un helicóptero y utilizando también una cámara de infrarrojos, ubicar el coche por las diferencias de temperatura que hay entre el metal y la vegetación de todo alrededor. Las búsquedas fueron infrutuosas y no encontramos nada nuevo sobre Martín”, explicaba.
Pero el 17 de junio de 2014 cambio todo: un helicóptero de investigación de incendios la comandancia de la Guardia Civil de Orense ve desde el aire un destello.
Los agentes se encuentran un vehículo todoterreno, calcinado y perfectamente camuflado ya con el entorno. Un coche que podría cubrir las características del coche de Martín. Tras las comprobaciones, los agentes confirman que, efectivamente, es el vehículo de Martín. Se puede retomar de nuevo la investigación
La siguiente pregunta era dónde está el cuerpo de Martin Verfondern. Entre unos 100 y 150 metros de distancia del vehículo, se observa un ordenador calcinado, discos duros y restos de ropa, así como una montura de gafas que pudiesen pertenecer a él.
Del ordenador y de los discos duros no se saca ninguna información. En la zona paralela contraria a donde apareció el vehículo se encontraron ya restos óseos que, tras las pertinentes pruebas, resultaron ser de Martin. Se recuperó aproximadamente un 35-40% del esqueleto.
En este tipo de casos, los restos se ponen a disposición de la familia lo antes posible para facilitar el inicio del duelo. Los agentes que se desplazaron hasta casa de Margo para contarle las conclusiones a las que habían llegado, cuentan la emotiva reacción:
“Margo lo que hace es abrazarnos, llorar y darnos las gracias. Gracias por lo que habíamos hecho”.
“Se veía que ella era una mujer muy atormentada. Quería saber la verdad de que su marido no se quería ir, los planes de vida que tenían eran los que él seguía manteniendo y la verdad de que él siempre la había querido y la seguía queriendo y alguien se cruzó en su camino y acabó con su vida”, decía uno de los agentes muy emocionado.