Una de las imágenes de la semana ha sido la de una ballena engullendo durante unos segundos a Andrés Simancas, un piragüista, en el estrecho de Magallanes, en la Patagonia chilena, según informa Mario Moros. El cetáceo lo escupió de inmediato y un experto nos ha explicado por qué las ballenas no pueden tragarse a los humanos.
Alejandro De Vera, conservador de biología marina, asegura que ese peligro "no existe" puesto que dichos animales cuentan con "un esófago muy estrecho, de entre cinco y quince centímetros, dependiendo de la especie".
De hecho, sólo hay un cetáceo capaz de tragarse a una persona entera: el cachalote. La diferencia es que la garganta de este último está preparada para engullir calamares gigantes y, puntualiza De Vera, cuenta con "una mandíbula muy potente y una boca muy grande".
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