Se cumplen tres meses de la DANA que arrasó con todo en Valencia. Los afectados por la riada se convierten, de nuevo, en tristes protagonistas y piden que no se les olvide. El dolor provocado por la tragedia está afectando, especialmente a los niños. Según informa Beatriz Benayas en el vídeo, un tercio de los niños que vivieron de primera mano la DANA necesitan asistencia psicológica, según un estudio que ha hecho Save the children hablando con casi un centenar de familias.

Los afectados por la DANA necesitan ayuda más allá de lo económico porque, no solo han vivido algo traumático, como unas inundaciones, sino que su día a día sigue trastocado. Para muchos, su lugar seguro, sus casas, están destrozadas, llenas de barro. En las zonas arrasadas por al DANA viven 163.000 niños y las casas de parte de ellos, 1.500, están inhabitables.

Su otro lugar seguro, el colegio, también ha dejado de serlo. Unos 40.000 niños vieron interrumpidas las clases y 24.000 han tenido que cambiar de centro.

Esto ha hecho que el 80% de las familias hayan notado cambios emocionales y de comportamiento en sus hijos. Entre los problemas más comunes se encuentran el miedo (42%), la tristeza (36%), las alteraciones del sueño (28%) y la ansiedad (23%).

Estos datos se desprenden del estudio de Save de Children, basado en una encuesta realizada a 98 familias que viven en las zonas más afectadas por la DANA (aproximadamente 400 personas, de las que la mitad son niños y niñas) a finales de 2024. A partir de sus respuestas, las organizaciones impulsoras del proyecto ponen de manifiesto que los efectos psicosociales y en la educación de la infancia y la adolescencia en las zonas afectadas son preocupantes.

En concreto, el 32% de las familias consultadas identifica como prioridad el apoyo psicosocial a la infancia, mientras el 68% apunta a la falta de acceso a servicios psicológicos seguros. Las barreras más mencionadas incluyen la falta de transporte, el desconocimiento sobre recursos disponibles y la priorización de necesidades básicas como la limpieza o el acceso a servicios esenciales.

La necesidad más urgente para las familias es la creación de espacios seguros para el desarrollo y juego de los menores, incluso por delante la ayuda financiera (34%).

La situación se agrava más todavía para los niños con necesidades especiales, como el hijo de Nicoletta que tiene trastorno del espectro autista y ha empeorado desde la riada. "Desde la DANA mi hijo está muy afectado, está muy nervioso, se despierta por las noches, llora muchísimo, está muy inquieto", afirma, "él dentro de su TDA era un niño medio normal porque teníamos todo controlado". Nicoletta explica que su hijo se ha quedado sin su logopeda "porque el bajo de la logopedia también se ha visto afectado".

Otra madre asegura que su hijo "tiene pesadillas, muchos días se encuentra mal, le duele la barriga, le duele la cabeza, va al colegio y me llaman para que lo recoja".

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