La presidenta extremeña, María Guardiola, asistirá a la manifestación prevista para mañana contra le cierre de la central nuclear de Almaraz. Ecologistas en Acción ha calificado su participación de inadmisible. Según informa Patricia Corral, Guardiola destaca que el cierre “planificado” por el Ejecutivo es un error y otro agravio a una tierra que necesita “confianza, inversión y medidas que la ayuden a seguir creciendo”. "La nuclear no es el pasado, es el futuro", sostiene.

"Lo que queremos son políticas que respalden el buen ritmo de creación de empleo y de oportunidades que se están generando y no más castigos", subraya Guardiola tras advertir que "no se quedarán callados mientras se destruye una industria puntera".

Se espera que mañana en la localidad se manifiesten 10.000 personas en contra del cierre que está previsto para el 2028. Tan solo esta planta da el 7% de la energía que se consume en España y por eso 11 municipios cercanos se oponen a esta medida que forma parte del plan aprobado por el Gobierno en 2019. Temen el impacto económico y social porque 4.000 personas viven de ella, lo que puede acarrear la ruina y la despoblación de la zona.

La central de Almaraz será el primero de un calendario de cierres con el que España abandonará la energía nuclear durante los próximos 10 años. Este proceso que arranca ahora acabará en 2027 con ese cierre definitivo de Almaraz 1. Se trata de un calendario de desconexión de la nuclear que se pactó entre el Gobierno y las empresas propietarias de las nucleares hace cinco años.

Este año se empezarán los trabajos para enfriar el primero de los siete reactores nucleares que todavía existen en cinco centrales en España. Tan solo el año pasado, según datos que ofreció ayer el Foro Nuclear, estos reactores producen una quinta parte de la electricidad, el 19,5%. En nuestro país, ha sido la segunda fuente de energía más importante después de la eólica.

Una de las ventajas de la energía nuclear es que se trata de una producción constante. Esto permite complementarlas con las energías renovables, que son más baratas pero tienen una producción más irregular porque depende del sol, del aire y de lo que llueva. La otra opción más importante -para ajustar la generación a la demanda- es el gas, con precios altos y dependiente de la geopolítica.

Las posturas sobre el cierre de los reactores nucleares no han cambiado. El Ejecutivo sigue apostando por prescindir de estas y por reforzar la apuesta por las renovables. Las empresas tampoco reclaman que se prolongue su uso porque dicen que en la situación actual no les sale rentable. Aunque en algunos momentos dejan entrever que con otras condiciones económicas se podría replantear.

En cualquier caso, se habla de prorrogar la vida de estos reactores y no de construir nuevos como, por ejemplo, está haciendo Francia. La opinión de los ciudadanos es diferente. Vamos a ver una manifestación apoyando estas centrales cuando hace muchos años se hacían en contra de ellas. La última vez que el CIS preguntó por esto fue hace 14 años y decía que la mayoría de los ciudadanos, el 52%, veía más riesgos que beneficios. En 2023, en una encuesta sobre tecnología, un 47% afirmaba que la nuclear podría acabar provocando problemas.

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