A sus 86 años, Mercedes se ve bella, en buena forma y con más ganas de vivir. Ella está convencida de que cumplir años no es algo malo, sino que son una oportunidad para verse todavía mejor. "A mí no me importa hacerme vieja, me encanta hacerme vieja porque cada vez soy más sabia, más lista", dice.

Eso sí, cuida de cada detalle estético para seguir se sintiéndose bien. "Lo que no me gusta es verme fea en el espejo", añade.

En su gimnasio, levantando pesas de dos kilos, Mercedes cuenta que fue médico de la Seguridad Social pero cuando se jubiló decidió dedicarse a la cirugía estética. En esta nueva entrega de 'Callejeros', aparece precisamente recibiendo un tratamiento que quita arrugas.

"Esto es una radiofrecuencia química de una única sesión", expone. La técnica elimina flacidez y crea colágeno. Según nos cuenta, "cada dos años es recomendable" hacerse el tratamiento.

El caso de Mercedes es bastante peculiar, ya que a la vista está que se trata de una octogenaria que mantiene un físico rejuvenecido. Cuando tenía unos 50 años, se veía al espejo y no se gustaba a sí misma. Así que decidió hacer todo lo posible por cambiar su físico y consiguió sentirse mejor que nunca. "Dije 'eso no puede ser, habrá que tomar una solución'", comenta en el vídeo superior a este artículo.

Mercedes terminó cogiendo forma en el gimnasio y, desde entonces, sigue haciendo ejercicio físico casi a diario. "Cuando empecé tenía arrugas hasta arriba, ahora nos las tengo", dice señalando sus brazos.

Aunque sabe que la cirugía estética le ha ayudado a mantener su buen estado de salud, reconoce que no es la clave para verse bien delante del espejo. "La belleza está en el alma", concluye.