Valentín Fuster es uno de los mejores cardiólogos del mundo, lleva décadas en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York, y dirige también el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), aquí en España. A sus 81 años, sigue activo, lúcido y apasionado por su trabajo. Lo cuenta en sus memorias, en las que descubrimos facetas más que sorprendentes de su vida.
El doctoro Valentín Fuster es conocido por ser uno de los mejores cardiólogos del mundo, pero tiene otras facetas más que sorprendentes. Es un apasionado del ciclismo y ha subido cinco veces el Tourmalet, por eso insiste en la importancia de mantener una vida activa, pero “cuando yo hablo de deporte no hablo de una persona loca como yo, todo el mundo tendría que ser capaz de hacer algo de deporte, esto es la puerta de entrada para una buena salud”.
El deporte le ha acompañado toda su vida y nos revela que de joven quería ser tenista, pero “no creo que tuviera el talento para llegar a ser un buen tenista”. Entonces en su camino se cruzó alguien que supo ver su talento. “Un doctor muy conocido en España y en el extranjero”, cuenta, “el doctor Farreras Valentí me dijo tu serás un gran médico, claro si el me dice esto, pues lo seguí. Es fundamental que sigamos a gente que nos quiere ayudar”.
Farreras Valentí fue desde entonces su mentor y Fuster lleva décadas haciendo lo mismo, con jóvenes científicos, en Estados Unidos y en España. “Para mi la gente joven es una prioridad”, dice, “en todos los sitios donde yo trabajo”.
Fuster es jefe de Cardiología del Hospital Mount Sinaí de Nueva York y director del CNIC aquí en España, por lo que lleva 15 años volando a Madrid cada semana, “la motivación es lo que a mí me hace tomar un avión el jueves, llegar el viernes y luego volver a Nueva York, si no ha motivación no hay motor”.
Confiesa que duerme solo cuatro horas, pero asegura que el problema “más que dormir cuatro horas es el sueño intermitente, yo duermo muy profundamente”. Pero Fuster no es un hombre corriente, es todo un referente físico, mental e intelectual, con una motivación muy clara que plasma en el título de sus memorias: ‘Siempre adelante’. “Hay obstáculos, hay fracasos, vamos adelante, que no te paras porque haya un escollo”, afirma.
El doctor ha contado con un soporte básico durante toda su vida, “la familia para mi es fundamental, el aspecto de los amigos, tu comunidad es crítico, no podemos funcionar sin este soporte”.
A sus 81 años, confiesa que no tiene ninguna intención de jubilarse, “tengo muchas ideas para el futuro”.
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