Las heladas en la península pueden llegar a condicionar acciones tan simples como coger un vuelo. Tras toda la noche a la intemperie, los aviones se congelan y esto puede suponer un peligro para los viajes. El Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas es el lugar donde más deshielos de aviones se realizan y nuestra reportera Sandra Mir ha acudido para ver cómo lo hacen.
A las 06:00 horas de la mañana, los termómetros están a 0 grados en Barajas. El equipo de Noticias Cuatro acompaña a Jaime Caballero, del South Europe Ground Services. Él se traslada a la base de deshielo para preparar los aviones.
Las bajas temperaturas llegan a España y con ello un nuevo detalle a tener en cuenta a la hora de volar: descongelar el avión. “Se han helado las alas y para despegar se requiere que, aerodinámicamente, las alas y las partes críticas del avión estén limpias”, explica Jaime Caballero.
Y para ello, hay que tener en cuenta un líquido. “El agua caliente funde el hielo y el fluido que tiene para la protección. Es una especie de licor que protege el avión para que pueda despegar”, sostiene Caballero. Es decir, se mezcla el alcohol con el agua. Y todo este fluido que cae, junto con el agua, baja por unas rejillas y cae a un depósito para reciclarlo de nuevo.
En esta tarea, trabajan 85 técnicos especializados en descongelar entre 1.200 y 1.500 aviones por temporada. Tan solo se superó esos números con la llegada de la Filomena, donde se descongelaron 110 aviones al día. Estos trabajadores necesitan una formación para poder realizar esta tarea. “Hacen su parte teórica, un examen, porque hay ciertas partes del avión en la que no puede caer el fluido, como los motores o la ventanilla de los pilotos”, sostiene Caballero.
“Las temperaturas están bajando bastante y hay que preparar los aviones”, incide Eva Domínguez, de South Europe Ground Services. Los coordinadores revisan toda la operación para que nada salga mal. “Si las alas no están limpias y tienen contaminantes, el flujo del aire no se va a pegar a las alas del avión. Esto puede provocar que durante un vuelo se tambalee o se caiga si no se hace un buen deshielo”, concluye Caballero. Y es que este proceso, que puede durar cuatro minutos, es una pieza clave para tener un buen viaje en invierno.
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