Javier e Inga, víctimas del incendio de Campanar y de la DANA en Valencia: "Ha sido un año horrible"
Inga y Javier se abrazan y dan las gracias por estar vivos tras sobrevivir a dos desgracias
El centro comercial se inundó y con ello perdieron su negocio ubicado en Alfafar
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Javier e Inga han sido víctimas de la riada de Valencia y del incendio de Campanar que ocurrió hace nueve meses. Dos desgracias en un año que están deseando terminar, según informa Lorelei Esteban. “Un año horrible porque nos ha tocado los dos pilares: la vivienda y el negocio. Ha sido un año horroroso”, confiesa ella.
Inga y Javier se abrazan y dan las gracias por estar vivos, pero su vida en los últimos meses no ha sido fácil. La riada de Valencia les arrebató su principal fuente de ingresos, un tiovivo en un centro comercial de Alfafar.
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“Habían entrado dos metros de agua dijimos ‘Otra vez no puede ser’”, apunta Inga
Las inundaciones por la DANA ocurrieron el día de cumpleaños de Inga, quien canceló los planes para celebrarlo. Las llamadas de felicitaciones se sustituyeron por alertas de familiares y amigos: “Muchos nervios y mucha tensión porque nos llamaban todo el tiempo. Nos decían que estaba llegando a Alfafar y que había dos metros de agua en el centro comercial pero no podíamos contactar con el centro comercial porque ese día no había cobertura”.
El centro comercial se inundó y con ello perdieron lo que les quedaba, su forma de subsistir. “Cuando nos dijeron que habían entrado, dijimos ‘Otra vez no puede ser’”, recuerda Javier. Y pensaron esto porque nueve meses antes, su vida ya había cambiado con el incendio de Campanar.
“Desgraciadamente, lo perdimos todo”, asegura la joven
“Estaba entrando en el centro comercial, me llamó mi madre y el incendio estaba en la octava. Mi primo vive en la novena y yo en la undécima", sostiene Javier. "Desgraciadamente, lo perdimos todo", afirma ella. Pero en cuestión de minutos, el fuego se extendió por toda la fachada.
“Cuando llegas allí y ves que lo has perdido todo en un momento. En cuestión de minutos, nuestra casa era de las que peor estaba, arrasada completamente. Te quedas… ¿Por qué?”, resalta Javier. Nueve meses han pasado desde entonces y, sin reponerse aún de aquel momento, la DANA azotó de nuevo sus vidas. “Estamos vivos, tenemos amigos muertos y ellos no van a volver. Hay que quedarse con eso”, lamenta Javier. Y es que lo único que les queda es invertir todos sus esfuerzos en recomponer sus vidas.
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