Así se salvaron las trabajadoras de una peluquería durante la DANA gracias a un vecino en Turís
La peluquería de Susanna fue uno de los negocios que sufrieron los estragos de la DANA
Su vecino José rompió uno de los cristales del portal para poder salvarlas
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Turís, ubicado al sur de Chiva, tuvo el récord de precipitaciones durante la peor DANA del siglo: 184,6 litros por metro cuadrado en 60 minutos. Se trata de la lluvia máxima que se ha registrado nunca en España en una hora. Junto a este dato, hoy aparecen nuevas imágenes sobre cómo el agua llegó de repente. Mientras, la búsqueda de desaparecidos sigue en garajes, sótanos y en el río tras la destrucción causada por este temporal, según Alejandro Oviedo y Rocío Martínez.
Todo fue en cuestión de minutos. El agua invadió rápidamente un concesionario y los coches empezaron a flotar, tanto los de dentro como los de fuera, que fueron arrastrados por la corriente. Aunque no fue el único negocio destruido por la DANA, también le ocurrió a la peluquería de Susanna.
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“Al romperse la puerta pensamos que íbamos a morir”, confiesa
Los vecinos de Turís limpian los destrozos causados por el agua y dan gracias de poder contar lo sucedido. “Fue en nada, en menos de cinco minutos”, explica--. “Estábamos aquí con las clientas. Escuchamos un ruido y vimos un contenedor que empezó a flotar. Empezó a entrar por debajo el agua super sucia y decidimos poner diques con toallas”, añade Sussana Talavera, peluquera.
“Pero el agua fue subiendo y subiendo y estábamos ahí tipo pecera”, indica la peluquera. “Al romperse la puerta, que pensamos que íbamos a morir, resulta que es lo que nos salvó porque conseguimos escapar”, destaca. Pero una de las trabajadoras quedó atrapada. “No les escuchaba y me di cuenta de que habían salido. Vi la luz de emergencia, pensé que me iba a electrocutar, y conseguí salir”, subraya Ana, una de las trabajadoras.
Fuera solo les esperaba la fuerza de la riada que amenazaba con arrastrarlas. Afortunadamente, su vecino José rompió uno de los cristales del portal para poder salvarlas. “Yo no podía dejar a esas personas ahí. Nos podíamos haber quedado pegados, había luz, pero se estaban muriendo”, subraya José Lurbe. Ahora, días después pero aún con el susto en el cuerpo, dan las gracias a los voluntarios y denuncian que el aviso fue insuficiente.
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