La felicidad de Iker al subirse a un columpio, casi un sueño inalcanzable: "Te revienta por dentro que no pueda jugar"

Iker Córdoba tiene parálisis cerebral y siempre se le dibuja una sonrisa cuando va al Hospital Sant Joan de Déu. Y todo tiene una explicación, según informa Marta Lilao. En este centro hospitalario hay un parque adaptado para niños que, como él, tienen una discapacidad. "Si está feliz se le nota porque te pide más y más", afirma su padre, David Córdoba.

Cuando llega al hospital, él solo quiere ir a un columpio adaptado para jugar. A Iker, sin movilidad en el cuerpo, se le dibuja una sonrisa al poder agitar levemente sus pies. Sus padres no pueden evitar emocionarse a través de la felicidad de su hijo. "Es duro. Estamos felices porque está con nosotros y es un niño maravilloso, pero es difícil. Intentamos enseñarle la felicidad de la vida", confiesa su madre, Susana Muñoz, visiblemente emocionada.

"Te revienta por dentro que no pueda jugar con todo el mundo", afirma su padre

Iker tiene nueve años y parálisis cerebral. A él le encanta ir al parque, pero para sus padres es imposible encontrar uno adaptado. Iker solo puede disfrutar de un columpio en el Hospital Sant Joan de Déu. Aunque no lo puede hacer todos los días. "A día de hoy, mi hijo habrá pisado el parque tres veces con los nueve años que tiene", lamenta su madre.

Sus padres piden más parques inclusivos para que la felicidad de su pequeño al jugar sea lo normal en todos los niños. "Cuando llegas a un parque y ves a todos los niños jugando y ves cómo te mira con la cara de decir 'no puedo'... Te revienta por dentro que no pueda jugar con todo el mundo", reconoce David. Y es que los niños como Iker, deberían de tener una infancia inolvidable porque, al fin y al cabo, "si un niño no puede jugar, qué infancia tiene".

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