Una diadema con Inteligencia Artificial, el proyecto que mide el dolor en pacientes con deterioro cognitivo

En Vitoria (Álava) se ha demostrado que la Inteligencia Artificial (IA) puede ayudar a medir el dolor en aquellos pacientes con deterioro cognitivo, los cuales no pueden expresar su sufrimiento. Y es que, pese a los riesgos que puede conllevar esta tecnología, se está demostrando que puede ayudar más allá de las estafas, como ya lo hace el modelo 'Cabot'. Según informa Maialen Larrinaga en Noticias Cuatro, esto ha sido posible gracias a una diadema que se ajusta a la cabeza y que miden las señales que emite nuestro cerebro cuando se padece un dolor.

A través de los datos generados por la diadema e interpretados con IA y el lenguaje corporal del paciente, han logrado detectar el dolor con una precisión del 88% en 40 personas con demencia severa en la residencia Lakua de Vitoria. Es un proyecto que está todavía en investigación, pero los primeros resultados son prometedores. Y es que con este sistema podrían mejorar la vida de muchas personas.

Marta Cerezo, directora de la Residencia Lakua, explica: “La recogida de datos cada día la hacíamos con un paciente. Le colocaba la diadema y medíamos en varios momentos”. El primero es cuando el paciente está tranquilo y tumbado en la cama, el segundo es al realizar una extracción de sangre, lo que se supone que provocaba un poco de dolor. Ella añade que es un “estudio de investigación inicial” para ver si esa diadema puede ser efectiva para detectar el “dolor en personas que no se pueden comunicar”.

Según recoge ‘Noticias de Álava’, el Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS) fue el encargado de implementar este proyecto en una de sus residencias de mayores. La diadema se basa en la medición de señales de encefalografía para recoger la actividad cerebral eléctrica ante un estímulo doloroso. Los datos recogidos llegan hasta un ordenador en el que una enfermera realizaba una escala de evaluación del dolor.

El envejecimiento conduce al aumento de las enfermedades que suelen ser causantes de dolor. El caso es que suelen confundirse a menudo con síntomas asociados al proceso de envejecer, por lo que no suelen diagnosticarse ni tratarse. El estudio fue coordinado por la Dirección de Innovación del Departamento de Políticas Sociales.

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