España contará con 12 camas hospitalarias menos en verano, lo que supone un 12% del total. Un problema que se añade al aumento del número de pacientes en zonas turísticas. Así ocurre en lugares como Baleares, donde hay 1.735 personas por médico, sin contar a los turistas que llagan a las islas. Y es que España se queda sin médicos de familia. En los ayuntamientos de los destinos más importantes en la época estival, como Sanxenxo, ya buscan alternativas.
La escasez de personal por acumulación de vacaciones en plantillas que ya están tensionadas empeora todavía más la crítica situación que hay en verano en Euskadi. En el centro de salud de Andoain, solo abrirán de ocho a cinco de la tarde, tres horas menos de lo habitual durante el verano. En total 126 centros de salud del País Vasco reducirán su actividad asistencial de julio a septiembre.
La falta de médicos de familia en centros de salud es un problema que se repite en verano en los municipios turísticos españoles. En algunos de ellos pueden pasar de los 18.000 pacientes a más de 80.000 durante el verano. En los últimos años, los ayuntamientos han planteado diversas opciones para atraer a los médicos como ofrecer viviendas gratis a los facultativos. Se trata de un incentivo necesario en zonas donde los precios del alquiler se disparan y pueden llegar hasta los 8.000 euros en julio y agosto.
El objetivo es evitar escenas como esta que sucede en Leaburu, Guipúzcoa. Cuando uno de sus 377 habitantes enferma tiene que acudir al ayuntamiento, donde está el consultorio médico. Solo abre una vez a la semana y ahora estará cerrado de junio a septiembre. Este centro de salud abrirá de ocho a cinco de la tarde, tres horas menos de lo habitual. Fuera de ese horario, para cualquier urgencia, los enfermos tendrán que acudir al ambulatorio de Hernani.
Galicia vive una situación parecida. En Sanxenxo hay 3.000 habitantes y en verano se quintuplica la población, lo que empeora todavía más la presión asistencial de los ambulatorios. Los ayuntamientos ponen sobre la mesa varias protestas. Una de ellas es adelantar uno o dos meses el fin de la formación de los residentes del último año.
“Es una medida irracional y disparatada. Es la consecuencia de no tener una medida de planificación adecuada. Ahora, de repente, se toman medidas como pollo sin cabeza”, explica Jesús Sueiro, portavoz de AGAMFEC. En Burela (Lugo), más de lo mismo. Estos municipios, con listas de espera interminables y con colapsos en urgencias, se les presenta un verano complicado.