Crimen de Borja Villacís: la víctima conocía a Kevin, un joven simpatizante de los grupos neonazis

La investigación sobre el asesinato de Borja Villacís, hermano de la exvicealcaldesa de Madrid, se centra ahora en por qué la víctima se cita con las tres personas que lo matan y que después intentan deshacerse de las pruebas durante los momentos posteriores que quedaron grabados. Tras la detención de los dos presuntos asesinos que se dieron a la fuga, las autoridades se enfocan también en cómo acabaron en Toledo, según informa Dani Montero.

Entre las hipótesis que se barajan se encuentran las posibilidades de que fuese una trifulca, un malentendido o una compraventa. Hay que recordar que la mujer iba perfectamente elegante, lo que podría indicar que iban a realizar algún tipo de acuerdo y que podría haber acabado mal.

La Policía Nacional tenía un segundo vídeo donde salían escondiéndose

Uno de los presuntos autores del asesinato, Kevin, y Borja Villacís se conocían de antes. Es cierto que el joven detenido proviene de un clan de Toledo, pero era simpatizante de los movimientos neonazis en Madrid. Personas de su entorno confirman que sí tenían cierto trato y que estaba relacionado con un grupo ultra llamado ‘Skin Retiro’.

Las últimas imágenes que vimos de los dos fugitivos -que ya han sido detenidos- fueron a través de un vídeo que grabaron desde las oficinas de en frente del descampado. Las autoridades tenían un segundo vídeo donde se les veía esconderse en una zona cercana a unos 50 o 60 metros, por lo que pensaban que el arresto iba a ser fácil. Todavía desconocen cómo llegaron hasta allí, aunque saben que ambos estuvieron varias horas escondidos en una furgoneta.

¿Cómo consiguieron la escopeta y el fusil para cometer el crimen?

La Policía tiene en su poder la munición que se usó en el crimen y que corresponden a una escopeta de caza de calibre 12 y un fusil de asalto AK-47. De forma tradicional, en España existe un mercado negro de armas procedentes de servicios de protección o de Portugal, pero no de armas de guerra que están completamente prohibidas.

Este tipo de artefactos son cada vez más comunes y que en realidad solo se dan a los cuerpos de seguridad y al Ejército. El mercado negro sale de ahí y de las armas de exposición que se venden inutilizadas y que algunos armeros vuelven a poner a la venta. Es importante que las autoridades sigan con los registros para averiguar si hay alguna prueba que pueda atar a los detenidos todavía más y para ver si pueden decomisar esas armas de guerra que están en su poder.