A pesar del refuerzo de seguridad digital, algunas plataformas permiten saltarse el control parental mediante ciertos mecanismos. Según informa Sandra Mir en Noticias Cuatro, los emojis con corazones llevan directos al porno. Emily Lawrenson, community manager de Qustodio, explica: “El algoritmo y el lenguaje saben que esto significa flirteo o beso. Si tú lo pones en YouTube o en redes sociales, te va a llevar a vídeos que son adecuados por este emoticono”.
Si se accede a YouTube es mucho peor, un emoji de un corazón más uno de un beso es el resultado de imágenes porno, un porno totalmente violento. Para evitar que los niños accedan de manera voluntaria o que accidentalmente se los encuentren, Emily Lawrenson comenta: “Realmente no puedes evitar que busquen con emoticonos, por lo que lo mejor sería hablar con ellos sobre lo que ellos pueden encontrar”.
YouTube es la forma favorita de los menores para acceder al porno. Por ello, lo recomendable es que entren a través de YouTube Kids, que cuenta con un cortafuegos para que no ocurra esto. La nueva ley prevé que todos los dispositivos tengan ya incorporado el control parental. La educación y la prevención son fundamentales para revertirlo. Según el último informe de Save The Children, el 70% de los adolescentes consume porno y la edad media de acceso es a los 12 años.
Las claves de la nueva ley de protección de los menores en los entornos digitales: la capacidad de los televisores inteligentes para bloquear contenidos a los niños, la regulación de los productos digitales sobre los contenidos en las aplicaciones hechos para menores o no, o protocolos para que los pediatras puedan hacer revisiones médicas para la detección de adicciones a la tecnología.
Algunos datos sobre el uso del teléfono móvil en los adolescentes españoles: los menores reciben su primer teléfono móvil con 11 años de media y casi la totalidad tienen acceso a internet; sobre todo, lo usan para comunicarse (84,1%), buscar información (83,6%) y para ocio digital (79,9%); además, el 98,5% de los adolescentes usan una red social y el 83,5% usan tres o más.
Los expertos han recibido bien esta nueva ley para la protección de los menores en los entornos digitales, pero afirman que en algún momento el porno entrará en la vida de los menores. Por ello, defienden que la clave es una educación afectivo-sexual sólida para así tener la capacidad de discriminar lo que visualicen. Inés Merino, experta en educación emocional, expone: “Generalmente el primer contacto con el porno no es deseado, sino que ocurre por accidente”.
Inés Merino expresa: “En un primer momento lo que tienen es curiosidad. Quieren saber de la sexualidad, un tema que, en general, es tabú y del que da mucha vergüenza hablar. Nuestros niños se hacen múltiples preguntas al respecto y no saben ni tienen con quien hablar. Internet les da las respuestas de forma fácil y rápida. Son respuestas inadecuadas, pero ellos no lo saben”.