La moda de cambiarse el color del iris implica varios riesgos para la salud. Según informa Patricia Pereda en Noticias Cuatro, pasar de tener unos ojos marrones a tener un color azul Formentera es una realidad que se está poniendo de moda en redes sociales. Es una práctica totalmente desaconsejada por la Sociedad Española de Oftalmología (SEO).
José Antonio Gegúndez, secretario general de la SEO, explica: “Se trata de una pigmentación permanente, en este caso, tatuando la córnea para modificar el color del ojo”. La córnea se pigmenta y deja de ser trasparente, con lo que eso conlleva. José Antonio Gegúndez comenta: “Es llevar el tatuaje a lo extremo mediante la creación de un bolsillo con un láser de femtosegundo. Ahí es donde introducimos el pigmento”.
José Antonio Gegúndez asegura: “Hemos visto casos ya de pacientes jóvenes, porque los pacientes que se someten a esta técnica suelen ser muy jóvenes, con fracasos o descompensaciones de la córnea. Eso finalmente conduce a tener que hacerse un trasplante de córnea y, en este caso, bilateral”.
Además de los riesgos ya mencionados, cambiarse el color del iris crea problemas de visión periférica. Incluso a la hora de realizar una posible intervención de cataratas o de retina, es muy complicado acceder. José Antonio Gegúndez expresa: “Efectuar esa cirugía con seguridad, sin tener complicaciones, no se las va a poder dar ningún cirujano del mundo”.
José Antonio Gegúndez afirma: “En cuanto al resultado estético, no vamos a decir ni bonito ni feo porque gustos hay muchos, pero al menos no es natural. Es como el color que tienen algunas muñecas, muy anteriorizado el color”. Los expertos insisten en la falta de evidencia científica en este tipo de operaciones.
Una de las técnicas más comunes para cambiarse el color del iris es la queratopigmentación. Consiste en introducir un pigmento para teñir la córnea mediante un láser, que se conoce como femtosegundo, para conseguir la tonalidad deseada. Este láser se usa también en otro tipo de cirugías oculares. Las descompensaciones oculares, que pueden surgir a raíz de la operación, hacen que se pierda la transparencia del iris.
Pedro Grimaldos, miembro de la Asociación Profesional de Oftalmólogos Española (APOE), advierte: “La intervención puede generar rechazo ya que se introduce un cuerpo extraño en el organismo y el resultado no es regular ni homogéneo”. También añade: “La queratopigmentación es atractiva por su inmediatez, pero en muchas ocasiones no se explican los riesgos y las incompatibilidades futuras con otras cirugías”.
Jorge Alió, catedrático en Oftalmología de la Universidad Miguel Hernández, defiende: “La queratopigmentación es una técnica avalada por una investigación científica de más de diez años y es la más estudiada y largamente investigada”. Otra técnica que sirve para cambiar el color de los ojos es la iridoplastia láser. Pedro Grimaldos asegura: “Promete un cambio de verdad del color del iris sin pasar por quirófano, solo se decolora este tejido”.
De esta manera, la iridoplastia láser no se basa en teñir la córnea como en la queratopigmentación, sino que se trabaja directamente sobre el iris hasta aclararlo. Esta práctica no permite escoger el color, este viene determinado por la genética de cada paciente. Pedro Grimaldos dice: “Desde que se ha empezado a aplicar en 2011, cerca de 5.000 personas se han sometido a este procedimiento”.