La Guardia Civil ha descubierto una finca en la que se organizaban peleas de gallos en una finca de Fuente Álamo (Murcia). Según informa Raquel Duva en Noticias Cuatro, los agentes se presentaron justo antes de que comenzase el evento. Los organizadores tenían un recinto con capacidad para 200 asistentes y 50 gallos de la raza combatiente español preparados para pelear. Dos personas han sido detenidas por maltrato animal.
La Guardia Civil ya llevaba tiempo vigilando a los propietarios de la finca. Los agentes sabían que organizaban peleas de gallos y el día que iban a celebrar un encuentro. Durante la inspección descubrieron un tentadero con más de 200 sillas y un marcador digital para llevar el recuento en las peleas.
María García, teniente del Seprona en Murcia, expone: “Identificamos a alrededor de 60 personas. Hasta 50 gallos se encontraban en el lugar, destinados para las peleas, con las barbas y las crestas cortadas”. En España es ilegal, excepto en Canarias y Andalucía, aunque solo para la selección de cría o la exportación a países donde estas peleas están permitidas.
En el municipio los vecinos desconocían esta actividad. Un vecino asegura: “Como no sea que esté escondido o que lo hagan a escondidas, yo no sé”. Una vecina afirma: “Es la primera vez que lo oigo”. La Guardia Civil incautó 40.000 euros destinados a las apuestas clandestinas.
El propietario de la finca y el organizador están siendo investigados por maltrato animal y defraudación del fluido eléctrico. Ambos tenían antecedentes y se les considera muy violentos. Los agentes descubrieron la fecha de celebración del evento, al que iban a asistir numerosos aficionados, gracias a varias vigilancias policiales y a las labores de investigación.
La Guardia Civil estableció un amplio dispositivo policial para inspeccionar la nave e impedir la celebración de la pelea de gallos. Además de contar con un marcador digital para el recuento de los combates, tenían una balanza para pesar a los gallos antes de los encuentros y varios utensilios sanitarios.
En la parte trasera del recinto se situaba la zona que albergaba a los gallos. La finca contaba con cámaras de videovigilancia y se accedía a ella a través de un camino que terminaba en un aparcamiento para los asistentes. En una de las estancias de la nave, se había habilitado un bar con varias mesas y sillas, desde el que se accedía a través de una puerta doble al tentadero.