Este 17 de mayo es el Día Mundial del Reciclaje y hacerlo bien es nuestra asignatura pendiente, ya que aún se generan muchas dudas al tirar ciertas cosas a la basura. Según informa Lidia Camón en Noticias Cuatro, el papel de aluminio va al contenedor amarillo (envases) y la caja de la pizza, si está limpia, al azul (papel y cartón) y si está sucia al naranja (restos).
Otros ejemplos son: una caja de madera al amarillo, el papel encerado de la carnicería va al naranja, las bolsas compostables van al marrón (orgánico); las copas de cristal al naranja, los vasos de papel de las cafeterías van al azul; y los pañales, compresas y tampones usados van a al naranja para evitar problemas sanitarios.
El mundo genera 11.200 millones de toneladas de residuos sólidos al año, de estos solo se reciclan el 20%, de manera que la contaminación llega al aire, al agua, al suelo y a los océanos; y afecta a la salud de las personas y ecosistemas.
Según los científicos, la humanidad tiene que afrontar tres crisis: la climática, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. Todas están interrelacionadas por la extracción de recursos vírgenes para la producción industrial, la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera y la contaminación que genera en los procesos productivos.
Los principios básicos que se recogen en las normativas ambientales a nivel mundial son: la prevención, la reutilización, el reciclaje y la concienciación ambiental. El objetivo que se pretende alcanzar es el de generar una economía circular, en la cual se da valor a los residuos a través de la separación de materiales a los que se les da una segunda vida.
En cuanto al plástico, la ONU recoge datos entre 1950 y 2019 sobre la producción mundial de este material. En estas fechas la producción de plástico pasó de 2,2 millones de toneladas a 460 millones, es una cifra preocupante que estiman que alcance las 1.500 toneladas para 2050. Actualmente se está negociando un acuerdo internacional para limitar el uso del plástico y reducir así estas cifras.
El plástico se fabrica a partir de un 99% de petróleo, un combustible fósil responsable de las emisiones de gases a la atmósfera, del efecto invernadero y del calentamiento global. Este último se ha visto acelerado a raíz de la industrialización y cuando el material se descompone termina en la cadena trófica de animales y del ser humano.
Cada año terminan en el océano unos 13 millones de toneladas de plásticos. Según estima la ONU, se prevé que para 2025 haya una tonelada de plástico por cada tres de pescado y para el año 2050 se prevé que haya más plástico que peces.
Tal y como destaca la organización española Rezero, una compra normal en un supermercado puede tener aproximadamente 16 kilos de plástico, de los cuáles solo tres son de envases.