Pablo Sánchez era un hombre de 88 años que vivía en Granada. El 20 de noviembre de 2015 salió a tirar la basura como otro día cualquiera. Pensó que en una de las bolsas estaba su audífono y volvió a buscarlo con una escalerilla y un palo. Nunca volvió a casa y acabó en ese 5% de casos que el Centro Nacional de Desaparecidos no consigue descifrar. Su familia lleva desde entonces en un limbo legal por su desaparición, según informa en el vídeo Sandra Mir y Antonio Lasso.
La familia de Pablo Sánchez cree que él se cayó dentro del contenedor mientras buscaba su audífono. Ellos piensan que sigue enterrado entre los escombros del vertedero mientras intentan solucionar los aspectos legales de su desaparición.
En el último informe del Centro Nacional de Desaparecidos se muestra que se busca activamente a 6.001 persona en España. El 2,6% son menores y el 95% se resuelven. El problema llega en los casos donde no se solucionan como el de Pablo Sánchez. Él desapareció el 20 de noviembre de 2015 en Granada, cuando salió a tirar la basura. Su familia insiste en que su cuerpo yace entre los escombros del vertedero.
“Hemos llegado a última instancia incluso a buscar nosotros en el vertedero, pero no nos han dejado. Mi abuela tiene 91 años y sigue queriendo llevarle flores al vertedero porque ella y todos pensamos que está allí”, destaca Maribel Sánchez, nieta del desaparecido. Su familia lleva lidiando con el duelo y las trabas administrativas desde hace nueve años. Una de ellas fue con el pago de la pensión: “Me decían que guardáramos la paga pero ella tenía que seguir viviendo”.
Pablo Sánchez tenía 88 años, lo que supone que a los cinco años de su desaparición se podía declarar su fallecimiento y fue ahí cuando llegó la sorpresa. “No lo declararon muerto a los cinco años, sino el día que desapareció. Nos dicen que debemos la paga de cinco años, más de 50.000 euros”, apunta. La situación de su familia es tan surrealista que llevan cinco años pagando un seguro de decesos cuando nunca lo van a poder enterrar. “No hubo forma de darle de baja”, espeta su nieta.
“Mi hermana y yo somos jóvenes pero si esto le pasa a una persona mayor como mi abuela mismo estaría totalmente desamparada y no habría ningún organismo legal que la hubiese ayudado”, lamenta. En el caso de Pablo Sánchez, su familia ya ha conseguido que se le declare fallecido pero para ellos “siempre quedará esa pequeña esperanza que no les deja cerrarlo” porque es “un sufrimiento constante y para siempre”.