Dar un abrazo es un gesto reconfortante que tiene efectos terapéuticos, así lo asegura un estudio a gran escala del Instituto Holandés de Neurociencia. Hay abrazos de todos los tipos, de amor, de despedida, en grupo; y todos son beneficios para la salud. Lucía Zumárraga, miembro de la Asociación Madrileña de Neuropsicología, comenta que tiene una ventaja en concreto para la reducción del estrés y regular el cortisol.

Lucía cuenta que también está relacionado con el comportamiento, con la recompensa, con la motivación y favorece los aprendizajes, por lo que es un beneficio integral. Más que cuánto dura o quién lo da, importa cómo se da. Añade que se nota cuando un abrazo desprende calidez. A veces no hacen falta palabras, una caricia, un gesto o un abrazo será suficiente para sentir esa cercanía o esa seguridad

En el caso de los bebés, lo mejor es que sean los padres. Lucía dice que es piel con piel, sobre todo en esos niños que han nacido prematuros y de muy bajo peso. El estrés tóxico o dañino, en el caso de los niños, si está acompañado por un adulto va a ser mucho menos dañino para el desarrollo, por lo que el abrazo va a ser fundamental.

Si se busca la palabra abrazo en la RAE, su definición es: “Acción y efecto de abrazar (ceñir con los brazos)”, pero su significado es más extenso. Según National Geographic, abrazar es un instinto que surge desde el nacimiento, cuando aún no somos conscientes de los consensos sociales, ya que los bebés buscan de manera activa el calor de los brazos de su madre para refugiarse.

Harry Harlow y John Bowlby demostraron en 1958 este instinto, después de que observasen la conducta de niños huérfanos de la Segunda Guerra Mundial. En un laboratorio hicieron un experimento con una colonia de macacos que crecieron sin su madre y pusieron dos estructuras dentro del recinto: una metálica y fría que proporcionaba alimento y otra que no daba comida, pero estaba cubierta con una tela cálida y suave.

Tras el experimento se afirmó la hipótesis que plantearon, los monos pasaron más tiempo junto a la estructura de tela, pese a que sus necesidades básicas no estaban cubiertas. Esto trajo la explicación de que los abrazos y el calor de otros son fundamentales para la supervivencia y el desarrollo, pero también proporcionan muchos beneficios mentales y físicos.

Un estudio de la Universidad de Londres y de la de Bristol demostró que la duración del abrazo es más importante que cómo se cruzan los brazos. Estipularon que los abrazos de entre cinco y diez segundos generan mayor satisfacción que los que duran menos. Ayudan a estabilizar la frecuencia cardiaca y a que nuestro cerebro genera oxitocina (sentimientos de alegría).

En los países occidentales, los hombres suelen saludarse con apretones de manos y las mujeres suelen preferir el abrazo. En los países islámicos de África solo se dan abrazos entre personas del mismo sexo. Y en alguna zona de Europa de Este los hombres suelen darse un abrazo y un beso en la mejilla. En resumen, se hace de manera diferente, pero se hace en todos sitios.