Las causas del retraso de las ayudas a la dependencia: 111 personas mueren al día esperando recibirlas
El año pasado 40.447 personas fallecieron en España esperando ser valoradas o atendidas
Se tardan de media 324 días para tramitar un expediente de ayudas para la dependencia en España
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Mueren 111 personas al día en España esperando a recibir las ayudas para la dependencia. Esto supone un fallecido cada 13 minutos y la ayuda no termina de llegar. Según datos del Observatorio Estatal de Dependencia, el año pasado 40.447 personas fallecieron esperando ser valoradas o atendidas y se tardan de media 324 días para tramitar un expediente en España, lo que supone que a este ritmo se tarden 8 años para que todas las personas que tienen derecho a recibir esa ayuda la consigan.
Hay dos motivos por los que se alarga tanto este trámite: el primero es la complejidad de la burocracia del propio trámite y el segundo es que las comunidades autónomas han recortado las aportaciones económicas a la Ley de Dependencia. Mientras se resuelven los expedientes y llegan esas ayudas a la dependencia surgen proyectos, ideas originales que buscan fomentar la autonomía o por lo menos facilitar la vida a estas personas.
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Julia y Joel son compañeros de piso desde hace unos meses y él tiene diversidad funcional. Joel cuenta que antes no era muy autónomo y que compartiendo piso ha ganado mayor autonomía, y que, por ejemplo, le han enseñado a comprar solo. Julia es voluntaria y esta experiencia también le supone un aprendizaje. Ahora comenta que es la primera vez que está viviendo sola y que ha aprendido a cocinar, a limpiar todo y añade que es muy divertido estar con ellos.
El proyecto 'Hábitat' de la Fundación Aura, un modelo inclusivo para las personas dependientes
Ambos participan en proyecto ‘Hábitat’ de la Fundación Aura para potenciar la dependencia de las personas con discapacidad. David Villanueva, miembro de esta fundación, dice que piensan que pueden vivir y trabajar en los espacios que compartimos todos. Cada año 22 usuarios de la fundación y seis voluntarios habitan estas viviendas en las que, como en cualquier convivencia, hay un reparto de tareas. Adrián también tiene dependencia y comparte piso dentro de este proyecto. Ahora comenta que uno hace la comida y por la noche otro hace la cena.
Es un modelo inclusivo que fomenta el respeto y la igualdad. Sara es otra voluntaria de este proyecto y cuenta que al vivir con ellos te das cuenta de que este estigma no existe, ya que son de lo más parecido a todos. Sara es otra chica con dependencia que forma parte del proyecto y dice que las voluntarias son un trozo de pan y que las quiere mucho, que les agradece todo lo que hacen. La autonomía adquirida aquí le ha dado la oportunidad a Laia de dar el siguiente paso de ir a vivir con su novio los dos solos.