En Andalucía las caídas de ramas han dejado un muerto y un herido en dos incidentes distintos en las últimas 24 horas. En Málaga ha caído una palmera sobre un hombre que ha fallecido tras el fuerte golpe. También ha pasado algo similar en Sevilla, pero el árbol cayó sobre la fachada de una vivienda sin provocar heridos.
Esta situación recuerda a la ocurrida en Madrid el 2 de noviembre del año pasado cuando una joven de 23 años falleció tras caerle un árbol encima en la calle Almagro. En la última década, con esta última muerte en Sevilla, se han registrado en total seis fallecimientos bajo estas circunstancias. Pero la muerte de un niño de cuatro años en 2018 supuso un cambio importante en el protocolo de cierre de parques.
Se realizan inspecciones a diario, además de revisiones anuales del estado de los ejemplares para evitar principalmente el riesgo de caída. Las altas temperaturas y la sequía pueden ser desencadenantes de esta situación, debido a que provocan estrés hídrico. El equipo de Cuatro ha acompañado a los vigilantes de árboles, aquellos que se encargan de que los pulmones naturales de las ciudades funcionen a pleno rendimiento.
Ernesto Sánchez, técnico de Medio Ambiente de Dos Hermanas, cuenta que todos los ejemplares que están con algún indicio de problemas tienen sus marcadores e indicadores y se realiza un seguimiento permanente. Añade que sobre todo se vigila la arboleda en altura y se planifican actuaciones sobre todo de seguridad.
Ernesto Sánchez también comenta que se marcan los ejemplares con algún hueco o alguna fractura interna que no se ve a simple vista, tras realizar una ecografía al árbol. Además, el calor y la sequía pueden ocasionarlos deshidratación, lo que puede hacer que colapsen determinadas zonas del árbol y que se quiebren y caigan.
En el caso de Madrid, hay cerca de 2 millones de árboles, por lo que el Ayuntamiento de Madrid creó SERVER (Servicio de Evaluación y Revisión Verde) en 2018 para inspeccionar, detectar y resolver situaciones que supongan un riesgo para la población. Se centran en aquellos ejemplares maduros, decrépitos o que están altamente degradados; de manera que tratan cerca de 545.000 ejemplares en los 21 distritos de la capital.
Recogen una serie de ítems para tratarlos después con herramientas estadísticas o Big Data, como son los siguientes: especie, tipo de defecto y parte del árbol, interacción con infraestructuras, superficie de plantación, inclinación… El posterior análisis del conjunto de estos datos permite conocer patrones de comportamientos de las especies frente a tendencias de fallos y cuantificar de este modo los daños que pueden provocar los árboles.