Todos hemos navegado por Internet y nos hemos topado con una pestaña que te pregunta por las cookies. Rechazarlas o no es decisión del usuario. Aunque ahora lo podremos hacer con tan solo un click. En España, tan solo el 17% de los internautas limita el rastreo cuando navega. Con este cambio se podrá elegir entre dar datos o una cantidad de dinero para evitarlas.
Entre la gran variedad de tipos que hay, existen algunas que son más invasivas con la privacidad y otras que no lo son tanto. "Hay cierta confusión con el tema de que navegamos gratuitamente y no es le caso. Pagamos con datos que generamos en las paginas web. Tiene sentido que tengamos que abonar por el uso de una red social como Instagram. Si no queremos pagar con nuestros datos, tendremos que hacerlo de otra manera", explica Paula Ortiz, abogada en Derecho Digital.
Cuando navegamos en Internet dejamos un rastro lleno de datos que son valiosos para las empresas. Las cookies son unos pequeños archivos que se instalan en nuestros dispositivos y que almacenan esa información de nosotros. Si las rechazamos, impedimos que puedan ver lo que visitamos.
Existen páginas que ganan a dinero a través de nuestros datos. Visitar páginas web sin aceptar las cookies es posible. Tan solo estamos obligados a dar el ‘sí’ a las cookies técnicas, que son las que permiten que la web que estés viendo funcione correctamente. La diferencia llega con la opción de poder evitarlas a cambio de una cantidad de dinero.
"El trasfondo de todo esto es que se tiene que ponerle al usuario igual de fácil el aceptarlas y el rechazarlas. Hasta ahora existía un cierto desequilibrio", señala Paula Ortiz, abogada en Derecho Digital.Los expertos advierten que navegar por Internet no es gratis, ya que pagamos con nuestros datos.
Al igual que hacemos para ver una serie o escuchar música sin anuncios, navegar sin publicidad tiene un coste. Eso sí, el pago tiene que ser adecuado a lo que la empresa está dejando de percibir por no poder convertir nuestros datos en dinero.
Existen muchos tipos de cookies. Algunas duran días y otras, años. Unas son más invasivas con la privacidad y otras no tanto. Ellas recopilan información sobre ti para darte publicidad diseñada a tus gustos: ver qué te gusta de su página y cuáles son tus hábitos en Internet.
Lo cierto es que hay más probabilidades de toparte con una de las malas si visitas un lugar peligroso. Entre las cookies, podemos encontrar las publicitarias que nos recomiendan productos que pueden gustarnos, las analíticas para saber cómo navegamos, las personalizadas, las que conocen cuál es nuestra ubicación, entre otras.