Aranceles, críticas al modelo democrático europeo y ninguneo a Bruselas en las negociaciones de paz para Ucrania por parte de Washington. Es el balance de estos tres días de la Conferencia de Seguridad de Múnich, cita surgida en 1963, paradójicamente, para reforzar la unión euroatlántica.
La Unión Europea se juega su credibilidad en este nuevo escenario internacional, empezando por hacer valer su papel en las conversaciones que Trump y Putin pretenden llevar a cabo para el fin de la invasión rusa de Ucrania, donde Kiev es, además, un convidado de piedra.
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