La isla de Santorini sufre el éxodo de miles de ciudadanos y visitantes. Las alertas de seísmo han causado el pánico entre la población, que tratan de huir de la isla por cualquier medio. Los más de 600 temblores registrados en el archipiélago de las Cicladas, en Grecia, advierten de un gran terremoto que se podría producir en los próximos días.
Santorini vive uno de sus momentos más caóticos. El destino turístico por excelencia del Mediterráneo se ve afectado por pequeños seísmos desde el pasado 24 de enero. Los expertos alertan de que se podría producir un gran terremoto, causando el miedo y la incertidumbre entre los ciudadanos.
La isla de Santorini se ha quedado vacía ante las constantes alarmas. El pánico ha invadido toda la población, que se encontraba haciendo colas kilométricas en los puertos y aeropuertos la pasada madrugada para escapar de la isla cuanto antes. El objetivo de todos es pisar Atenas, pero apenas quedan vías de salida tras las aglomeraciones sufridas en la madrugada.
9.000 griegos y turistas se agolpaban para abandonar la isla, que cuenta con unos 25.000 habitantes. Se produjeron grandes atascos de tráfico y los aviones y ferris llegaron a su destino completamente saturados de lugareños: “Nos vamos porque tenemos miedo”. Las personas que han optado por quedarse en la isla viven estos días pegados a los teléfonos móviles, que no hacen más que vibrar por alerta de terremoto.
Las autoridades han alertado de la alta actividad sísmica que se está produciendo en el archipiélago de las Cícladas. Desde el 24 de enero se han producido más de 600 terremotos, que por el momento solo han causado pequeños derrumbes. Durante la pasada noche se registraron cerca de 50 movimientos sísmicos en el archipiélago. Según el Instituto Geodinámico de Atenas, durante la madrugada se registró un temblor de magnitud 4’8 en Amorgos y otro de 4’7 en Santorini.
Los geólogos se inclinan a que la causa de los numerosos temblores es el choque de placas tectónicas, pero también estudian la actividad del volcán submarino Kolumbo, a ocho kilómetros de la costa de Santorini. Un dispositivo de emergencias ha sido enviado a la isla. Se han cortado zonas cercanas a precipicios y se preparan para terremotos de mayor magnitud.
Las clases han sido canceladas y la isla se encuentra prácticamente abandonada: “Todo está cerrado, nadie trabaja, la isla entera está vacía”. Los que permanecen en Santorini y las demás islas del archipiélago mediterráneo esperan que lo peor no ocurra y puedan volver a la normalidad lo antes posible.
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