Turismo de guerra: cuando las bombas en Gaza se convierten en espectáculo a través del prismático

  • Decenas de personas se agolpan cada día en miradores próximos a Gaza para vivir en primera persona los bombardeos israelíes en la Franja

  • Muchas agencias de viajes organizan tours para visitar la zona cero del 7 de octubre, como el Kibbutz Be’eri atacado por Hamás

  • También la frontera con Siria despierta interés turístico. La gente curiosea en primera línea las maniobras del ejército israelí

Binoculares a punto. Colinas estratégicas. Asientos en primera fila. Los frentes bélicos en Israel se han convertido en toda una atracción. Es el nuevo turismo de guerra. Vivirlo en primera persona tiene un precio. Unos 800 dólares por tour. Agencias de viaje organizan este tipo de actividades sensoriales. La frontera con Gaza es el plato fuerte. A diario, decenas de personas se agolpan en el mirador más próximo a la Franja de Gaza, que se alza en la zona más elevada de la localidad de Sderot, en territorio israelí. Vienen a presenciar, prismáticos en mano, los bombardeos que constantemente asolan la zona norte de la Franja, donde el ejército de Israel lleva a cabo la operación “tierra quemada” desde hace semanas. 

Entre los observadores, la opinión poco varía. Una joven llegó de EE.UU. para apoyar moralmente a Israel. “Solo quiero ayudarles como sea, después de lo que han pasado. Venir aquí y ver el frente con mis propios ojos ayuda a entender la historia más a fondo”, cuenta, mientras relata lo impactante que resulta estar tan cerca de la guerra, observando el humo, escuchando los estruendos de las explosiones. “Es triste, da miedo, pero lo entiendo como una forma de protección por parte de Israel”, agrega. 

Turismo en plena guerra

Otros, se sinceran más abiertamente, sonriendo tras cada explosión. “Tiene sentido que alguien se sienta contento al verlo desde aquí. Después de lo que nos hicieron, esta es nuestra respuesta. Es lo que se merecen”, explica un joven judío habitúa el mirador, incluso con amigos. 

Muchos llaman al 7 de octubre “el pequeño holocausto”. Un hombre de avanzada edad decide expresar sus sensaciones sin tapujos, al ser preguntado por Noticias Cuatro sobre la situación. “No tenemos elección, tenemos que luchar. No son seres humanos. Son monstruos. Hay que destruirles. Son ellos o nosotros”, manifiesta con evidente enojo.  

Hay grupos que pagan también por sentir la tragedia desde la zona cero. Visitan el área donde se celebró el Festival NOVA, ahora también reconvertido en memorial y zona de culto, e incluso duermen en los kibuttzs atacados por Hamás el 7 de octubre. “Es una manera de ser testigos de lo que aquí ocurrió realmente”, cuenta una de las participantes.  

Turismo por tierra. Y por mar. Hay judíos colonos que en su momento organizaban viajes en barco para planear su entrada en Gaza, aproximándose lo máximo posible sobre las aguas que bañan el litoral. “Estuvo muy bien”, revela Amos, quien formó parte de este movimiento, considerado extremista. Amos, como muchos otros, asegura que Gaza debe ser recolonizada por judíos, y que, poco a poco, lograrán su objetivo. El ejército “lo está haciendo bien”, dice. Tampoco las bombas le incomodan. 

También la frontera con Siria despierta interés ahora. Tras la caída del régimen de Al Assad, el ejército de Israel ha instalado bases militares en las montañas sirias, lo que para la comunidad internacional supone una clara violación de las resoluciones internacionales que declararon zona desmilitarizada los Altos del Golán sirios, tras la anexión por parte de Israel de una porción de estos. “Está muy bien ver al ejército aquí. Hacía más de veinte años que no venía, pero he decidido acercarme y contemplar las maniobras de los soldados. Me siento segura. Tenemos la armada más fuerte del mundo”, relata una mujer sentada en unos sofás colocados en primera línea, que acomodan sus vistas a Siria. 

Venganza. Protección. Admiración. Son sentimientos compartidos. Tampoco dudan en ofrecen regalos a los soldados a través de la valla. Les llevan, por ejemplo, dulces, y hasta les regalan piropos, cánticos, mensajes de ánimo y aplausos, haciendo de esta experiencia turística su propio espectáculo. 

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Noticias Cuatro