El Sisters Football Team es el primer equipo de fútbol del mundo compuesto únicamente por monjas. Según informa Marina García en el vídeo, hace más de tres años un grupo de religiosas de diversos puntos de Italia decidieron romper con todos los estereotipos y dedicarse a una de sus pasiones, más allá de los hábitos. Entre sus fichajes hay incluso alguna exjugadora profesional y sueñan con competir en un mundial en el Vaticano.

Las integrantes del Sisters Football Team llevan semanas esperando para volver a reencontrarse, poder vestir su camiseta preferida y saltar al campo. En el año 2021, el entrenador de fútbol Moreno Buccianti decidió comenzar a reclutar monjas por toda Italia, que tuviesen una grana pasión por el fútbol y se encontró entre otras, con Sor Emilia, que había llegado incluso a jugar en Serie A en Rumania, su país de origen. “Jugaba en Serie A en la ciudad de Bacău y luego fui seleccionada para la selección rumana”, cuenta.

También reclutó para este equipo tan especial a Sor Marianna, convertida ahora en la máxima goleadora del equipo. Ella asegura que haber podido realizar esta experiencia no les impide cumplir con su vida religiosa si no que es solo “un valor añadido”.

Desde hace tres años son conocidas en toda Italia porque han derribado dos barreras, no solo la de los estereotipos en el mundo del fútbol, si no también aquellos que rodean el mundo religioso.

Otra de las integrantes del equipo, Sor Lara tiene claro que “salimos un poco de la idea que se tiene habitualmente de las monjas, que se dedican solo a rezar, que no pueden salir de sus casas o q hacen solo determinadas cosas”.

Estas monjas tienen la esperanza de convertirse en ejemplo para muchas niñas y mujeres en Italia, pero también para todas las religiosas y monjas que en algún momento dejaron de lado sus aficiones para que se animen con ellas a saltar al campo.

Sus ganas de abrir camino han conquistado incluso a uno de sus mayores seguidores, el Papa Francisco, y ahora su entrenador sueña con realizar un mundialito entre diferentes religiones en el Vaticano. Mientras tanto, terminado y ganado el partido, toca quitarse la camiseta y volver de nuevo al trabajo.

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