El huracán Óscar sacude Cuba en medio de una crisis de combustible sin precedentes. La isla lleva cuatro días sin luz, con las complicaciones que eso conlleva, y varios grupos de cubanos han salido cacerolada en mano a pedir luz. Según informa Álvaro Berro, los ciudadanos ya no soportan la falta de energía.
“Llevamos cuatro días sin corriente. La comida se echa a perder y no tenemos agua”, dice una mujer de la zona. Mientras se enfrenta a esta crisis, se le añade las consecuencias del temporal que ha dejado ya seis muertos.
Sin luz, sin neveras, sin datos en los móviles y sin suministro de agua, este es el día a día al que se enfrentan los cubanos desde que comenzó la crisis de combustible. “Tengo a mi abuela de 85 años pidiéndome agua fría”, asegura un joven. Unos 10 millones de personas están sin electricidad, una energía que va y viene en pocos barrios.
Patricia, de 52 años, es el ejemplo de la realidad que vive el cubano promedio: en su casa no hay ni luz ni agua ni gas: “La población ya no puede más, la verdad”. Ella vive el El Cotorro, en el extremo sur. En algunos puntos del país, los Gobiernos provinciales han vendido carbón subvencionado para evitar a toda costa que la escasa comida que han acaparado se pudra.
A esta complicada realidad se le junta la llegada de Óscar. Los equipos de rescate siguen trabajando en zonas castigadas por esta tormenta tropical que ha dejado al menos seis muertos. Este fenómeno tocó tierra en Guantánamo como huracán, pero se ha degradado ya a tormenta tropical y se prevé que se debilite aún más. A pesar de que ya ha rebajado su capacidad de destrucción, la población ya sufría una grave escasez de alimentos, combustible y medicinas.
Esta isla ya lidió con el huracán Milton, que provocó inundaciones en zonas del país. Y es que cualquier tipo de anomalía se convierte en un suplicio para la población y deja de manifiesto las carencias como el nefasto estado de la infraestructura eléctrica del país. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, reconoce que el país se encuentra en una situación excepcional por estos dos fenómenos “muy complejos”. Varios economistas independientes señalan que el modelo instalado en el país, a partir del triunfo de la revolución en 1959, nunca fue sostenible y siempre requirió apoyos externos.
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