La urgencia y la improvisación del modelo de Giorgia Meloni para gestionar la llegada de migrantes a Italia ha evidenciado graves grietas. Según informa Marina García en el vídeo, cuatro de los dieciséis migrantes llevados desde Italia a Albania han tenido que regresar porque son menores y vulnerables. Los que si se han quedado, permanecen en el centro de deportación albanés, rodeados de vallas y alambrada. Allí tendrán que estar hasta que se tramite su asilo o deportación.
Para llegar al centro de deportación construido por Italia en la localidad albanesa de Gjader hay que adentrarse 20 kilómetros, desde el puerto de Shëngjin, en el interior del país. El pueblo donde los migrantes esperarán a que se decida su futuro tiene poco más de 200 habitantes, está rodeado de montañas y ahora vive a pocos metros del bloque de cemento y rejas de 70.000 metros cuadrados que ha contraído el gobierno de Meloni.
Allí vive Arial. El también ha sido inmigrante y se muestra solidario con las doce personas que esta noche han dormido por primera vez en el centro. “Yo también he sido inmigrante como son ellos ahora. He estado en Italia, en Holanda, en Bélgica, en Suiza”, cuenta.
Otra vecina del pueblo explica que tiene varias amigas que han sido contratadas en el centro de acogida como limpiadoras. Otro de los vecinos cuenta que le han dado trabajo dentro y que por eso está a favor del acuerdo entre Italia y Albania.
El centro de acogida de Gjader está en el norte de Albania, en una zona especialmente pobre. En este pueblo varias generaciones han tenido que salir hacia Italia o a otros países de la Unión Europea para buscarse la vida. “Esta zona es un poco pobre”, explica Arial, “especialmente esta región son todos pobres”.
Viven en el epicentro del plan de externalización migratoria de Meloni pero muchos de estos vecinos se sienten muy lejos de la repercusión y del mensaje político que su país ha establecido con Italia y que ahora es el tema de conversación de toda Europa.
Primero problemas para el plan Meloni
Mientras, el proyecto de externalización migratoria de Giorgia Meloni ha comenzado mucho más accidentado de lo que se esperaba. Tras la llegada al centro de deportación de Albania, dos de los migrantes declararon ser menores y otros dos fueron identificados como vulnerables y los cuatro fueron enviados así directamente a Italia.
En el centro de Gjader, en el interior del país, solo han dormido doce de los migrantes que esperarán en el próximo mes a que se decida su futuro: si se les concede el derecho de asilo o si son repatriados a sus países de origen. Este jueves ha visitado el centro la oposición italiana y han criticado el proyecto de Meloni porque dice es un experimento y los experimentos no se realizan con seres humanos.
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