Cumbre del G7: El Papa Francisco y Milei protagonizan una tensa sesión en la que se elimina el aborto de la declaración final

Este viernes se ha celebrado en Bríndisi, Italia, la segunda y última jornada de la cumbre del G7, con dos invitados muy destacados: el presidente argentino, Javier Miley, y el Papa Francisco, ambos invitados de excepción de Giorgia Meloni. Según informa Beatriz Palomar en el vídeo, la mandataria italiana ha mostrado músculo en un G7 convulso por la discrepancia del aborto. Las diferencias entre los principales líderes políticos han quedado patentes en algunas escenas, como en la mirada con la que Meloni ha partido en dos a Emmanuel Macron. En lo que sí se han puesto de acuerdo los líderes del G7 ha sido en cuestiones de inmigración: aumentarán las inversiones en el contienen africano y destacan la importancia de la colaboración de los países de tránsito para afrontar el fenómeno migratorio.

El primero de los invitados estrella en llegar al G7 ha sido Javier Milei, recibido por Giorgia Meloni con un cariñoso abrazo. Entre risas, ambos mandatarios han demostrado la buena sintonía entre ambos.

Con un breve abrazo se han saludado también el presidente argentino y el papa Francisco, el primero en acudir a una cumbre del G7. El pontífice ha participado en el panel sobre los desafíos de la Inteligencia Artificial, "condenaríamos a la humanidad a un futuro sin esperanza si les quitamos la capacidad de tomar decisiones sobre sus vidas y depender de lo que elijan las máquinas".

El Papa ha alertado del peligro de la inteligencia artificial

El Papa ha pedido a los líderes políticos presentes que prohíban el uso de las "armas autónomas letales", que operan sin la mediación humana en los conflictos bélicos, al tiempo que ha alertado del peligro de que la Inteligencia Artificial favorezca "la cultura del descarte".

"Ninguna máquina debería elegir jamás poner fin a la vida de un ser humano”, ha afirmado el Pontífice en su amplio discurso ante los líderes del foro intergubernamental, “en un drama como el de los conflictos armados, es urgente replantearse el desarrollo y la utilización de dispositivos como las llamadas armas autónomas letales para prohibir su uso, empezando desde ya por un compromiso efectivo y concreto para introducir un control humano cada vez mayor y significativo".

"Por ejemplo, la inteligencia artificial podría permitir una democratización del acceso al saber, el progreso exponencial de la investigación científica, la posibilidad de delegar a las máquinas los trabajos desgastantes. Pero, al mismo tiempo, podría traer consigo una mayor inequidad entre naciones avanzadas y naciones en vías de desarrollo, entre clases sociales dominantes y clases sociales oprimidas, poniendo así en peligro la posibilidad de una cultura del encuentro y favoreciendo una cultura del descarte", ha agregado.

La broma del Papa Francisco con Meloni: "¿Todavía viva?"

 A su llegada a la cita, Francisco ha bromeado con Meloni: “¿Todavía viva?”, le ha preguntado, a lo que la primera ministra italiana, sonriente, le ha contestado que sí. “Entonces, ya somos dos”. Eso antes de comenzar una apretada agenda, con hasta diez reuniones bilaterales.

Meloni, exultante tras su victoria en las elecciones europeas del pasado domingo, ha ejercido de perfecta anfitriona, muy pendientes de todos, también de Joe Biden. Pero esta cumbre ha dejado en evidencia las tensiones con el francés Macron, en horas bajas tras su varapalo electoral ante la extrema derecha. Durante la cena de gala, Meloni lucía una sonrisa de oreja a oreja hasta que llegó el presidente francés, a la mandataria italiana se le cambió la cara, esbozando una sonrisa forzada y un frío saludo.

La posible inclusión del derecho al aborto en el texto final de conclusiones de la cumbre ha terminado por ser el mayor punto de desencuentro de un foro que, en líneas generales, ha servido para marcar posiciones comunes en cuestiones geopolíticas clave como la guerra en Ucrania.

Los primeros borradores sí incluían una alusión explícita, que finalmente se ha quedado fuera, aparentemente por los recelos del Gobierno de Giorgia Meloni, anfitriona de la cita. La primera ministra no oculta sus posiciones conservadoras y, de hecho, bajo su mandato se ha aprobado una reforma para que los grupos antiabortistas puedan acceder a las clínicas.