El reencuentro de una pareja ucraniana después de estar secuestrados: "No se lo deseo a nadie"

  • Illia Muzika y Alina Panina se han reencontrado tras estar secuestrados por los soldados rusos

  • Illia Muzika estuvo un año y nueve meses secuestrado en un campo ruso

  • Ucrania vuelve a la estrategia de defensa a poco de cumplirse dos años del conflicto

Illia Muzika y Alina Panina son el ejemplo de las consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania. Ambos eran guardias fronterizos en el puerto de Mariúpol. Cuando comenzó la invasión, los dos estaban atrincherados en el bastión de resistencia. Primero, la secuestraron a ella. Después, a su pareja. “Él pensó que me habían matado a tiros”, explica Panina.

La guerra entre Rusia y Ucrania está a las vísperas de cumplir dos años. Los ataques siguen arrasando con diferentes zonas y el país ruso tiene una gran ventaja en cuanto a hombres y armamentos. Pero, en medio de este conflicto, aparecen historias que lanzan un poco de luz.

“Nos vendaron los ojos, no me creí que fueran a intercambiarnos”, dice Muzika

Illia Muzika y Alina Panina eran dos guardias fronterizos. Tras comenzar la invasión, los dos fueron secuestrados mientras estaban atrincherados en el bastión de resistencia. Alina fue la primera, aunque cinco meses después fue liberada. Su pareja no tuvo la misma suerte. Ella no supo nada de su pareja hasta hace unos días, cuando fue liberado en un intercambio de rehenes. “Nos vendaron los ojos, no me creí que fueran a intercambiarnos, que aquello hubiese acabado”, sostiene Muzika.

A pocos días de cumplirse dos años de conflicto, Kiev apuesta por la estrategia de defensa en medio de un conflicto donde Rusia tiene gran ventaja. La falta de soldados en el frente y la escasez de munición son los principales problemas a los que se enfrentan los soldados ucranianos, quienes piden que Occidente no les olvide. De momento, la guerra parece estar en punto muerto.

“No le deseo a nadie las cosas por las que hemos pasado”, explica Alina

Muzika pasó un año y nueve meses en un campo ruso donde pasó hambre. “No le deseo a nadie lo que hemos pasado”, relata ella. Y es que, pese a los horribles momentos que se quedaron grabados en sus memorias, se sienten felices de poder estar juntos.

La pareja ucraniana se ha desplazado al oeste de Ucrania para construir una vida con su nueva perra. Desde que la guerra estalló, ninguno de los dos ha podido encontrar a sus antiguas mascotas. Ahora, Illia y Alina intentan mirar al futuro con el optimismo que perdieron a lo largo de todos estos meses.