En Estados Unidos vuelve a salir el debate de si Joe Biden, que ya tiene 81 años, está en condiciones de seguir afrontando cuatro años más al frente de la Casa Blanca. El fiscal general le estaba investigando por el mal uso de documentos clasificados y finalmente le ha eximido de cualquier cargo, pero ha cuestionado su capacidad mental. Esto ha ofendido al presidente estadounidense y puede ser un punto crucial de cara a la campaña de su reelección.
Desde su propio partido son varios los que le proponen que se retire porque no consideran que esté capacitado para un segundo mandato, ya que, en caso de continuar, terminaría con 86 años. Tiempo atrás el presidente norteamericano dijo que su hijo, que había fallecido en 2015 de un cáncer cerebral, había muerto en la Guerra de Irak. Es uno de los varios errores, tropiezos o momentos de desorientación, que, según las encuestas, son su punto débil para ser reelegido.
Biden lleva tres años tratando de demostrar que se encuentra en perfecta forma, él mismo dice que su memoria está bien y que se debe echar un vistazo a lo que ha hecho desde que fue elegido presidente. El presidente también comentó que no entendía cómo el fiscal se atrevió a plantear eso. Los motivos por los que el fiscal realizó ese comentario son que Biden no se acordaba de cuándo fue vicepresidente ni de cuándo murió su hijo Beau. Además, en la misma conferencia volvió a equivocarse al confundir al presidente de México con el de Egipto.
A parte de esto, Biden celebra que el fiscal haya dejado una clara distinción entre él y Donald Trump, ya que el expresidente está imputado por 40 presuntos delitos. En el informe del fiscal se destaca que Trump no solo se negó a devolver los documentos durante varios meses, sino que obstaculizó a la justicia haciendo que otros le ayudasen a destruir pruebas y que él luego lo negara.
Biden por su parte, sí entregó los documentos clasificados a los Archivos Nacionales y al Departamento de Justicia, además permitió que se registraran varios lugares, incluidas sus viviendas. También se sometió a una entrevista voluntaria y cooperó de diversas maneras para el desarrollo de la investigación. La investigación del fiscal se remonta hasta la década de 1970, cuando Biden todavía estaba empezando como senador.