Taylor Swift amenaza con tomar medidas legales contra Jack Sweeney, un joven estudiante de 21 años que rastrea sus vuelos privados. La artista vuelve a ser el centro de la polémica tras ser "acusada" de ser un agente secreto del Pentágono por parte del partido republicano. Los abogados de la cantante piden el cese de esta actividad por la angustia emocional y física y el aumento de su "estado constante de temor por su seguridad personal", escribió la abogada Katie Wright Morroneque.
El joven Jack Sweeney, aficionado a la aviación y rastreador de vuelos, ha expuesto la contaminación que producen los vuelos privados de Taylor Swift. Este tipo de información es de dominio público, pero esto no le ha evitado problemas al joven estudiante. En 2022, ya tuvo contratiempos por compartir datos de los viajes de Elon Musk o el de otras figuras públicas como Mark Zuckerberg y Bill Gates.
Si nos fijamos en uno de los vuelos de Taylor Swift, podemos ver cómo 26 minutos de viaje emitieron dos toneladas de Co2 a la atmósfera. Según la agencia de análisis Yard, la estrella estadounidense es la famosa que más contamina en este sentido. Su avión habría sido empleado en 170 viajes y habría desprendido unas 800 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, una cantidad que no supera ninguna otra figura pública del mundo.
Jack Sweeney es un joven universitario que aprendió a rastrear aviones gracias a su padre, un controlador de operaciones de una aerolínea. Entre otros datos, utiliza la información pública de la Administración Federal de Aviación (FAA, en inglés) e incluso realiza cálculos de las emisiones de carbono de cada vuelo que rastrea.
Una carta de diciembre pasado, de los abogados de Swift, acusa al estudiante de cargos relacionados con "comportamientos de acecho y acoso, incluida la publicación constante de información precisa y en tiempo real sobre la ubicación de nuestro cliente y su futuro paradero al público en las redes sociales". Según 'The Washington Post', el estudiante defiende que tan solo realiza una recopilación de datos públicos a través de las redes sociales y expone cómo contribuyen al calentamiento global. Así, destaca que la información que él publica en sus cuentas de redes sociales ofrecen solo un rastreo incompleto de en qué ciudades podría estar, similar a los horarios públicos de sus conciertos.