Una vez conocido el auto de la juez Carmen Lamela en el que envía a prisión incondicional a Junqueras y otros siete exconsellers, a excepción de Santi Vila, que puede eludirla previo pago de 50.000 euros, el grupo de apoyo al cesado Govern que se encontraba en los alrededores de la Audiencia Nacional estalló en lágrimas y abrazos.