El exdiputado de Sumar, Íñigo Errejón, afirma que Elisa Mouliaá ha conseguido con su demanda una exposición pública que jamás tuvo de otra manera porque “se ha subido a esa ola”. Errejón negó ante el juez que hubiese dimitido por la denuncia de agresión sexual interpuesta por Elisa Mouliaá. Aunque lo que más ha llamado la atención ha sido la actuación del juez, Adolfo Carretero, quien se ha dirigido a la víctima con un tono cortante e incisivo.
En los dos interrogatorios han estado presentes las palabras gruesas que el magistrado podría haber rebajado a la hora de mencionarlas. El tono ha sido muy vehemente, pero diferente con ambos. A ella le ha cuestionado mucho más, la ha puesto nerviosa e incluso le ha cuestionado los motivos que la llevaron a denunciar. Algunos compañeros del juez han señalado que no ha habido empatía con la víctima, un aspecto esencial en los casos de violencia sexual.
El titular del Juzgado de Instrucción 47 de Madrid, Adolfo Carretero, quiso saber durante el interrogatorio de Elisa Mouliaá por qué no paró a Errejón, por qué no le reprochó su actitud después o por qué tardó tres años en denunciar. El juez solo le cuestionó a Errejón sus motivos para dimitir en la política. El exportavoz de Sumar ha asegurado que fue por la incoherencia que suponía seguir en un partido que da por válido todo testimonio de una denunciante y al mismo tiempo defender su inocencia.
Un relato que ha sido distinto con la actriz. “¿Pero le dijo que parara?”, le preguntó a la víctima. “Sí, sí… que estaba muy incómoda”, le respondió la actriz. “¿No será que usted quería algo con ese señor, y al no corresponderle ese señor por eso ahora le denuncia, porque ese señor se ha reído de usted?”, le llegó a decir el magistrado. Mouliaá, nerviosa e incluso llorando en alguna ocasión, subrayó que le dejó claro que no quería que la tocase ni la besase hasta que se fue a su casa. Después, se lo contó a sus padres y amigas y acabó acudiendo al psiquiatra, donde le recetaron antidepresivos.
El psiquiatra le recomendó a Mouliaá que denunciase cuando se sintiese segura y por eso lo hizo el año pasado, cuando vio los testimonios de otras mujeres. El juez insistió en por qué no se resistió más activamente cuando supuestamente Errejón la llevó violentamente a una habitación, le desabrochó el sujetador y la tocó. A lo que ella sostuvo que estaba muy ebria y que incluso se planteó si él pudo echarle algo en la bebida.
Las declaraciones de Mouliaá y Errejón han sido totalmente opuestos. El exportavoz de Sumar no ha reconocido los hechos y ha incidido en que fueron “caricias superficiales, voluntarias y deseados por los dos, y algunos besos”. Pero la actriz ha recalcado que “se sintió muy humillada, como si se hubiese reído de ella y le hubiera tratado como un objeto”.
Errejón presentará como defensa unos mensajes que ambos siguieron intercambiando desde ese encuentro hasta abril de 2023 en redes sociales. Mouliaá ha explicado que siguió hablando con él por redes sociales, limitándose a contestarle y que más tarde borró los mensajes por consejo de su anterior abogada.
Así, ha sostenido que él le hablaba por Telegram, donde los textos se pueden autodestruir, y que ella a veces le respondía por WhatsApp para que quedase constancia por si denunciaba.
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