En España, los expresidentes del Gobierno reciben una serie de beneficios económicos y logísticos que les permiten mantener un nivel de vida cómodo tras abandonar el cargo. Entre estos beneficios se incluye una pensión vitalicia, cuyo cuantía ha sido objeto de debate en repetidas ocasiones.
Desde la aprobación del Real Decreto 405/1992, durante el mandato de Felipe González, se estableció que los expresidentes del Gobierno tendrían derecho a una pensión vitalicia. Esta cuantía asciende a 79.336 euros brutos anuales, lo que equivale a la nada desdeñable cifra de unos 6.600 euros mensuales. Este salario no está sujeto a limitaciones de tiempo, por lo que lo reciben de forma indefinida hasta su fallecimiento.
Además de la citada pensión vitalicia, los expresidentes también disfrutan de varios privilegios adicionales, entre los que se incluyen:
No todos los expresidentes optan por aceptar la pensión vitalicia. Por ejemplo, José Luis Rodríguez Zapatero decidió no cobrar la pensión, y en su lugar, ocupó un puesto como Consejero Nato en el Consejo de Estado, recibiendo un salario anual de 100.000 euros hasta su renuncia del puesto en 2015. Mariano Rajoy, por su parte, optó por volver a su antiguo puesto de trabajo como registrador de la propiedad, donde gana alrededor de 180.000 euros anuales, aunque cuando decida jubilarse también podrá solicitar su pensión como expresidente.
En comparación con otros países, las pensiones y beneficios de los expresidentes en España no son precisamente elevados. En Estados Unidos, por ejemplo, los expresidentes reciben una pensión anual de aproximadamente 219.000 dólares (unos 200.000 euros dependiendo del tipo de cambio), además de un presupuesto para personal y viajes, así como protección del Servicio Secreto de por vida.
En cuanto a Europa, en Francia, los expresidentes también disfrutan de un salario vitalicio, aunque en este caso la cifra es más variable, y se les garantiza el uso de oficinas, personal y seguridad. En Reino Unido, los primeros ministros retirados reciben una pensión en función de sus años de servicio, y pueden disponer de hasta 115.000 libras al año para cubrir gastos relacionados con actividades públicas.
En Alemania, los excancilleres no tienen una pensión vitalicia específica, pero siguen recibiendo ingresos en base a sus años en el cago y tienen derecho a oficinas y personal. En todos los casos estos sueldos y beneficios adicionales suelen recibir frecuentes críticas, similares a lo que ocurre en España, donde la opinión pública cuestiona si estos privilegios son excesivos o están justificados.