Rajaa Okasha es un pediatra voluntario que ha montado una consulta en una tienda de campaña en Rafah, al sur de la Franja de Gaza. Allí, se hacinan más de un millón de desplazados. De estos, alrededor de 600.000 son niños.
"Debido a la guerra, al colapso del sistema de salud y a la ausencia de hospitales cerca del campamento donde vivo, decidí poner en marcha esta iniciativa: una carpa médica para tratar a los niños. La primera razón por la que hice esto es mi amor por los niños, cuando veo a un niño enfermo, siento la necesidad de ofrecerle tratamiento y tratar de ayudarlo", explica.
Los bombardeos israelíes no son ni mucho menos la única amenaza que se cierne sobre la vida de los niños gazatíes: “Las enfermedades se propagan ampliamente entre los niños de una manera aterradora, especialmente, las infecciones intestinales, virales y las infecciones respiratorias debido al frío. A veces veo niños que llegan sin chaqueta, con una sola camiseta, la gente no tiene ropa, salieron de sus casas con lo puesto”.
En la Franja de Gaza ya se ha declarado una epidemia entre los más jóvenes: “La hepatitis A también se está propagando, está muy extendida entre los niños. Según el Ministerio de Salud palestino, la hepatitis se ha convertido en una epidemia, ya que alrededor del 70 u 80 por ciento de los niños menores de 13 años se han infectado con ella. Todo esto se debe a la falta de limpieza, a beber agua salada, a la falta de una dieta saludable. Esa es la causa por la que en los campamentos se propagan las infecciones".
La ofensiva israelí sobre Gaza ofrece un balance sin precedentes. Según UNICEF, durante estos 133 días de guerra, más de 6.000 niños gazatíes niños han muerto. Otras decenas de miles han sido heridos. A estos, hay que sumar los miles de niños que se encuentran en paradero desconocido, aunque se calcula que la mayoría estarán heridos o muertos debajo de edificios derrumbados. Los que aún están vivos hoy, como ayer, se irán a dormir sin saber si mañana se van a despertar.