Después de la muerte de los dos guardias civiles de Barbate se ha reabierto el debate sobre la falta de medios de las fuerzas de seguridad del estado para luchar contra el narcotráfico. Una lucha que se convierte en una hazaña diaria, ya que los narcos no solo tienen las lanchas pesadas de alta velocidad. A su temeridad, se suma, todo un arsenal.
Los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado luchan por hacerse con el arsenal de armamento del que disponen los narcos. En los últimos años, según nos explica Bea Benayas, les han incautado lanzacohetes, explosivos, granadas, fusiles de precisión con mirillas telescópicas y subfusiles, algunos como el escorpión, capaces de lanzar 900 disparos por minuto. Además de pistolas y revólveres.
Pero no sólo tienen armamento potente, también disponen de tecnología puntera para vigilar a las fuerzas de seguridad. Les han incautado radares, cámaras térmicas y hasta drones que van a ras de agua para intentar transportar fardos sin piloto.
Hace solo un año en Chiclana, los agentes incautaron a los narcos un radar en una azotea de Chipiona. Los narcotraficantes utilizan esta tecnología para encontrar a quienes les vigilan, seguir sus movimientos por la costa y cuándo se aproximan, incluso de noche gracias a las cámaras térmicas.
Mucho se ha hablado estos días de la desigualdad de medios entre la policía y los narcos, pero, a pesar de esta falta de medios, las operaciones en la zona no dejan de sucederse.
En los últimos cinco años en el campo de Gibraltar ha habido más de 17.000 detenidos. Además, se han intervenido 1.687 toneladas de hachís, 84 de cocaína y más de 100 de marihuana.