Beber cerveza o vino es algo muy normalizado en nuestro país. Lo más común es ver cómo la gente, habitualmente, suele acompañar sus comidas con cualquiera de estas dos bebidas alcohólicas. De hecho, hay menús que están precisamente creados para que combinen perfectamente una cerveza o vino específico con un plato concreto.

Después de una comida contundente acompañada de estas bebidas, lo más popular es continuar bebiendo tomando una o varias copas. Estas acciones que vemos tan normalizadas, en realidad son bastante perjudiciales para la salud.

El alcohol es una molécula que se llama etanol, y está considerada como una sustancia tóxica. En la mayoría de bebidas alcohólicas, el etanol se encuentra de forma natural o adquirida. Su concentración suele ser igual o superior al 1% de su volumen. Evidentemente, dependiendo de su concentración puede ser más o menos tóxico. No debemos olvidar que esta sustancia, el etanol, también forma parte de cosméticos, colonias o pinturas.

Las razones por las que el alcohol es bastante dañino para el organismo derivan principalmente de su composición química. El alcohol afecta a las neuronas, es decir, es neurotóxico. En pocos segundos una vez se ha ingerido, es capaz de afectar a la capacidad de razonamiento, aumentando este efecto con cada sorbo que se toma. Aunque en todos los anuncios publicitarios de bebidas alcohólicas se anime a un consumo responsable, la realidad es que, el único consumo responsable de estas bebidas es cero.

Además, es una sustancia adictiva, su ingesta habitual puede hacer que se cree una necesidad física de consumirlo diariamente. Esto puede hacer que se convierta en un hábito bastante insano, del cual, además, es muy difícil salir y que trae consecuencias negativas tanto a la persona como a su entorno cercano, pudiendo mermar relaciones personales y afectar en el trabajo.

Por otro lado, es teratogénico, es decir, puede afectar al feto y provocar malformaciones graves o trastornos del espectro alcohólico fetal. Una de las recomendaciones que más se suelen escuchar es que las embarazadas no deben tomar una gota de alcohol, ya que puede afectar al desarrollo del bebé. Los trastornos que puede provocar el consumo de esta toxina mientras se está gestando son de por vida y algunos efectos pueden acarrear problemas muy graves tanto físicos como mentales.

El consumo de alcohol también está muy ligado con el cáncer de boca, faringe, laringe, esófago, de mama en mujeres, también de hígado y de intestino. Por lo que evitarlo, hará que se prevengan dichas enfermedades ya que se ha demostrado que su consumo está íntimamente relacionado con dichos tipos de cáncer.

Además, como hemos dicho es un neurotóxico, por lo que hace que las capacidades de razonamiento disminuyan, y es por esto que está relacionado con millones de muertes por accidentes de tráfico, muertes accidentales, agresiones o suicidios.

Y relacionado con esto puede provocar problemas emocionales graves en los individuos que lo consumen.

Dejar de tomar alcohol o reducirlo a ocasiones muy especiales tiene numerosos beneficios para el organismo humano. Muchos expertos afirman que muchas de estas ventajas son casi instantáneas.

El aspecto de la piel mejora

Uno de los efectos que tiene el alcohol sobre el cuerpo es que lo deshidrata, incluida la piel. Por lo que un consumo excesivo, puede provocar daños en la piel como deshidratación, piel flácida, psoriasis o descamación en el rostro. Al dejar de consumirlo, se puede notar la piel mucho más hidratada y mejorada.

Mejora la calidad del sueño

El alcohol puede afectar al sueño REM, ya que la fase previa a este que es la del Movimiento Ocular Rápido es interrumpida por esta toxina en el organismo. La fase REM es la encargada de consolidar la memoria y también garantizar un descanso reparador, por lo que, al dejar de beber va a mejorar la sensación de descanso al despertar.

Además, el alcohol relaja los músculos de la garganta, lo que hace que se puedan producir ronquidos o apneas del sueño al dormir. Muchos piensan que su consumo es el responsable de que se duerma mejor, pero es un error pensar esto ya que, incrementa las probabilidades de sufrir insomnio.

Bajar de peso

Al ingerir alcohol se provoca un desequilibrio del metabolismo, lo que impide que el cuerpo reciba los nutrientes necesarios. Además, la mayoría de bebidas espirituosas están cargadas de azúcares y calorías vacías, De hecho, una sola copa puede contener más de 600 calorías sin aporte nutricional alguno.

Mejora la salud mental

Tras la ingesta del alcohol, viene la conocida resaca. Ésta afecta negativamente al humor y provoca cambios bruscos en el temperamento. A largo plazo, el consumo de alcohol está muy ligado a enfermedades mentales como pueden ser esquizofrenia, ansiedad, depresión o incluso, desorden bipolar.

El sistema inmune se ve fortalecido

Cuando se bebe habitualmente, afecta de forma negativa al sistema inmunológico, ya que va a impedir que este pueda producir suficientes glóbulos blancos para poder combatir los gérmenes o bacterias.

Una vez se deja atrás este hábito, el sistema inmunológico se va fortaleciendo cada vez más haciendo que haya una menor probabilidad de contagiarse de gripes o resfriados que cuando se bebía.