La subida de los precios del alquiler afecta a los pisos compartidos: se encarecen un 55% con respecto a 2014
La ciudad donde es más caro compartir es Barcelona con una media de 623 euros por habitación
Alquilar una habitación supone gastarse un 55% más que hace 10 años
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La fuerte subida de los precios de alquiler está afectando a los pisos compartidos, donde en la última década se han encarecido más de un 50% por la alta demanda. Según informa Cristina Montalvo, la edad de quienes optan por esta alternativa también ha subido, ya que la media para independizarse en España está en los 30 años pese a las medidas del Gobierno. La ciudad donde es más caro compartir es Barcelona, donde una habitación cuesta 623 euros y le siguen San Sebastián y Madrid con una media de 550 euros.
Alquilar una habitación ya no es una opción barata. Tras contagiarse del ‘subidón’ del mercado inmobiliario, de media cuesta unos 423 euros al menos. Así lo señala el estudio de Pisos.com, donde muestran que se ahora supone un coste 55% más caro que en 2014. Si comparamos, la subida general de los precios en este tiempo se ha quedado en la mitad con un 23%.
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¿Por qué se ha incrementado el gasto en los alquileres compartidos?
La demanda de habitaciones compartidas está subiendo porque están por debajo del precio que tienen las viviendas con un alquiler de larga duración. Pero, al reducir los pisos destinados al alquiler compartido y aumentar la demanda, el mercado de las viviendas se está transformando. Y esto se traduce en una pérdida de calidad. Los autores del informe destacan que cada vez hay menos viviendas -para un alquiler compartido- que estén amuebladas, con habitaciones exteriores, ascensor o tengan servicios básicos como una lavadora.
El estudio indica que el perfil de los que comparten pisos tampoco es la misma. Desde hace unos años, la mayor parte de quienes recurren a esta opción eran menores de 25 años con un 60% del total. Ahora, se está incrementando la edad de quienes usan este tipo de alquiler porque no pueden permitirse uno de larga duración. Muchos de ellos no consiguen salir de este bucle y esto tiene repercusiones sociales. “Tienen 30 años y siguen compartiendo. Es un efecto que se ve en grandes capitales y que repercute en la creación de familias”, concluye Ferran Font, director de los estudios de Pisos.com.
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