Huir a la periferia por culpa de los precios ya tiene un nombre: migración silenciosa. Se trata de un fenómeno que ocurre en las grandes ciudades y que afecta a los residentes que se ven obligados a mudarse incluso a municipios colindantes porque no pueden permitirse una casa. Una situación que se agrava sobre todo entre los jóvenes. En Valencia, el 80% de los nuevos alquileres lo copan los extranjeros, según informa Sandra Pons y Manu Reyes.
Valencia es uno de los ejemplos de la migración silenciosa: gente que trabaja, vivía y quiere vivir en nuestras ciudades que se marchan porque no pueden permitirse una vivienda o un alquiler. Es el caso de Paula y de su pareja. Ambos tienen trabajos cualificados en la ciudad pero se ven obligados a dejar la zona.
Vivir en las afueras ya es la opción más viable para los jóvenes ante la imposibilidad de permitirse un alquiler. “Estábamos buscando una casa en Valencia, pero los precios son muy caros. Estamos mirando en la periferia o pueblos de alrededor, lo que complica los trabajos porque nos tenemos que desplazar más. Nos hemos visto obligados a salir de la ciudad”, sostiene Paula. Las viviendas ya tienen nuevos dueños que, en su mayoría, son de otros países.
“El público objetivo en Valencia capital son los extranjeros, los que se están quedando con la mayoría de las viviendas que hay en alquiler. Prácticamente de todas las nacionalidades. Desgraciadamente, los jóvenes tendrán que vivir fuera en las poblaciones limítrofes o incluso más lejos”, explica Nora García, presidenta de la Asociación de Inmobiliarias de Valencia (ASICVAL). Los nuevos alquileres se los están quedando los extranjeros mientras los valencianos se ven obligados a irse lejos de sus lugares de trabajo con esa migración silenciosa.
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