En cinco años no habrá ni un piso turístico en Barcelona. Esa noticia anunciada por su alcalde, Jaume Collboni, está provocando un considerable revuelo de opiniones tanto a favor como en contra, según informa Berta Van Erps.
Cerca de 10.000 viviendas que tienen licencia en la capital catalana se quedarán sin ella al acabar 2028. El PP ya ha recurrido ante el Tribunal Constitucional el decreto de la Generalitat que permite al primer edil tomar dicha medida.
El Consistorio ha decidido que no otorgará nuevas licencias y no renovará las existentes. Los vecinos de las zonas más afectadas lo reciben como una buena noticia puesto que la convivencia es difícil debido a la masificación y porque consideran que ello encarece el coste de los apartamentos.
Algunos residentes de La Barceloneta, uno de los barrios con más turistas, reconocen que sobre todo durante el verano es "agobiante". Además, lamentan el incivismo de las personas que salen a los balcones con la bebida y poniendo la música a todo volumen.
Celebran además que esta medida del Ayuntamiento les facilitará el acceso a la vivienda. "He buscado piso para ir a vivir y es muy complicado, te piden mil cosas", reconoce un joven ante las cámaras de Noticias Cuatro.
Para el sector del turismo resulta un duro golpe que les aboca a la pobreza y al paro. De hecho, Enrique Alcántara, presidente de Apartur, advierte de que las consecuencias son que "el 40% de las personas que trabajan en turismo en Barcelona perderían su empleo".
Alcántara también avisa de que "se perdería el turismo familiar dentro de la ciudad" y prevé que "aparecería alojamiento ilegal de debajo de las piedras".
Gabriel Jené, presidente de Barcelona Oberta, apunta que limitar el alojamiento a los turistas "hace que la actividad económica de la ciudad decrezca de una manera importante".
Con esta medida, Jaume Collboni pretende remediar la crisis de la vivienda que sufre Barcelona.