Desde el amanecer de la era atómica en 1945, la humanidad ha presenciado con una mezcla de admiración y terror las pruebas y detonaciones nucleares, que alcanzan unas magnitudes realmente colosales, dejando cada una de ellas una huella indeleble en la historia de la humanidad, y también en el medio ambiente. Además, el ser humano ha explorado en numerosas ocasiones su abominable poder destructivo, tratando de alcanzar la máxima posible, sobre todo en los tiempos de la guerra fría.
Por ello, y ante la posible amenaza nuclear pululando por los informativos occidentales, repasamos las explosiones nucleares más potentes jamás registradas, ordenadas por su potencia destructiva.
El 30 de octubre de 1961, la Unión Soviética detonó la Tsar Bomba sobre el archipiélago de Novaya Zemlya en el Ártico. Con una potencia estimada de 50 megatones, equivalentes a 50 millones de toneladas de TNT, esta explosión fue 3.800 veces más poderosa que la bomba lanzada sobre Hiroshima. La detonación produjo una nube en forma de hongo que alcanzó los 64 kilómetros de altura y generó una onda sísmica que dio la vuelta al planeta tres veces. La explosión fue tan intensa que causó daños materiales a más de 900 kilómetros de distancia.
El 24 de diciembre de 1962, la Unión Soviética llevó a cabo el Test 219, una detonación atmosférica de una bomba de hidrógeno sobre Novaya Zemlya. Con una potencia de 24,2 megatones, esta prueba fue una de las más potentes de la historia y formó parte de una serie de ensayos destinados a demostrar el poderío nuclear soviético durante la Guerra Fría.
El 6 de agosto de 1962, la Unión Soviética llevó a cabo el Test 147 en Novaya Zemlya. Con una potencia de 21,1 megatones, esta prueba fue parte de una serie de detonaciones destinadas a mejorar el diseño y la eficacia de las armas nucleares soviéticas.
Dentro del marco de unas pruebas conjuntas realizadas por la Unión Soviética en 1962 en Novaya Zemlya, este test en particular consiguió desarrollar una potencia de nada menos que 20 megatones.
El 27 de septiembre de 1962, la Unión Soviética realizó el Test 173 en Novaya Zemlya, con una potencia de 19,1 megatones. Esta prueba contribuyó al desarrollo de ojivas nucleares más avanzadas y potentes.
El 1 de marzo de 1954, Estados Unidos realizó la prueba Castle Bravo en el atolón Bikini, en el Pacífico. La bomba, con una potencia de 15 megatones, fue la más poderosa detonada por Estados Unidos. Sin embargo, la explosión superó las expectativas de los científicos, quienes habían estimado una potencia de 5 megatones. La nube radiactiva resultante afectó a las islas cercanas, causando contaminación y enfermedades entre los habitantes locales y el personal militar.
El 4 de mayo de 1954, Estados Unidos llevó a cabo la prueba Yankee en el atolón Bikini. Inicialmente, se esperaba que la bomba tuviera una potencia de 10 megatones, pero la explosión alcanzó los 13,5 megatones, convirtiéndose en una de las más potentes de la Operación Castle.
El 23 de octubre de 1961, la Unión Soviética llevó a cabo el Test 123 en Novaya Zemlya, con una potencia de 12,5 megatones. Esta prueba formó parte de una serie de detonaciones destinadas a mejorar la capacidad destructiva de su arsenal nuclear.
El 27 de marzo de 1954, como parte de la Operación Castle, Estados Unidos detonó la bomba Romeo en el atolón Bikini. Con una potencia de 11 megatones, esta fue una de las pruebas más potentes realizadas por Estados Unidos. La explosión creó una nube en forma de hongo que alcanzó los 14,5 kilómetros de altura.
El 1 de noviembre de 1952, Estados Unidos llevó a cabo la prueba Ivy Mike en el atolón Enewetak, en el Pacífico. Esta fue la primera detonación exitosa de una bomba de hidrógeno y tuvo una potencia de 10,4 megatones. La explosión vaporizó la isla de Elugelab y dejó un cráter de más de 1,9 kilómetros de diámetro.
Estas explosiones representan algunos de los momentos más críticos de la carrera armamentista nuclear durante el siglo XX. Cada una de ellas no solo demostró el poder destructivo de las armas nucleares, sino que también subrayó la necesidad de control y desarme para garantizar la seguridad a nivel global.