El cartel gigante de ‘Barcelona’ con la glamurosa imagen de Álvaro Morte y de Lily Collins brilla en lo alto del Duke of York’s, uno de los teatros más antiguos y con más solera del West End londinense. Londres se ha convertido en su casa para los próximos cuatro meses, mientras se represente la función. El pequeño camerino que ocupa Morte fue el camerino de Tom Holland hasta hace dos meses y antes lo fue de Amy Adams, como ha comprobado Daniel Postico.
Morte destaca la particular morfología del teatro de tres plantas construido en 1892 donde han actuado, por ejemplo, Al Pacino y Charlie Chaplin. Cuenta que en una de las paredes del teatro hay una leyenda que reza que lo épico y lo íntimo se mezclan aquí. “Tenemos la primera línea de butacas justo aquí delante -explica, alargando el brazo como si imaginara que toca a los espectadores, y luego dibuja la forma del teatro como de un semicírculo construido a lo alto-. Es como si el teatro te abrazara y se genera una relación muy bonita con el público”.
Añade: “En teatro el público es alguien más. Cuando sucede algo gracioso y el público se ríe, hasta que no empieza a dejar de reír tú no puedes continuar porque, si continuaras, con las risas no se escucharía nada. El público te va dando una cadencia, un ritmo, y se crea un diálogo y debes estar abierto a lo que te ofrece el público. Se produce una especie de comunión”.
Morte cuenta que descartó dos proyectos audiovisuales “interesantísimos” cuando cayó en sus manos el guion de esta obra escrita por Bess Whol y dirigida por Lynette Lynton. “Me decanté por venirme al West End por considerar que era una oportunidad que no podía dejar escapar. De repente estar tête-à-tête con una actriz como Lily Collins hora y media en un escenario desde que empieza hasta que acaba y en inglés me parecía un reto, me parecía muy apetecible -dice-. Además, el teatro en Londres ha sido siempre un referente para todo el mundo, hay gente de todas partes que viene especialmente para ver teatro, me lo pedía el cuerpo, me lie la manta en la cabeza y me vine para acá”.
No obstante, antes de aceptar el papel, quiso asegurarse que había química entre él y Lily Collins. “Para mí (la química) fue requisito indispensable -cuenta- y cuando me ofrecieron el papel pedí una reunión con Lily para ver si podíamos generar algún tipo de química”. Tuvieron una reunión por Zoom y se dieron cuenta de que tenían el mismo sentido del humor. “Estamos haciéndonos bromas hasta el momento antes de salir al escenario y creo que esto la gente también lo percibe”, dice.
Confiesa que se siente un privilegiado por poder elegir los proyectos en los que participa y que siempre selecciona con mucho cuidado entre lo que le llega. Dice que sigue el consejo que dio una vez Ron Tellem, el productor de ‘The Head’ y ‘Homeland’. Tellem le recomendó que, a la hora de elegir, eliminara la parte económica. “Difícilmente vas a sacar el cien por cien si coges proyectos por lo que te puedan reportar desde el punto de vista económico, -dice-, si no te llega directamente a las entrañas y con el que te puedas comprometer absolutamente”. La historia de ‘Barcelona’ le atrapó desde el principio, dice, porque, además, “habla de algo que sucedió en España hace años”.
Y dice que la preparación de la obra a partir de un texto desnudo es una de las partes que más le gustan. “Es un puzle que tienes que ir armando -dice-. El texto está hecho para que se levante en forma de función teatral y en el texto no está especificado cómo te vas a mover, cómo te vas a sentar y cómo va a ser la escenografía, y todo ese trabajo que se hace en común en una sala de ensayo a mí me apasiona, como si fuera un problema matemático que hay que resolver”. Y siempre antes de cada función, después de maquillarse y de caracterizarse de su personaje, en el camerino, se pone una canción de algún grupo español y empieza a bailar.
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