Las mujeres llegan al poder en la política, pero lo abandonan mucho antes que los hombres. La brecha de género sigue siendo muy grande en este sector. Nuria Varela -en su libro ‘Síndrome Borgen’- nos cuenta cómo este fenómeno se ha convertido en un aspecto cada vez más frecuente. “La política se está volviendo cada vez más violenta probablemente porque se está masculinizando”, confiesa. Varela defiende que las mujeres llegan al poder en la política y se ven obligadas a abandonarlas antes, según informa Lorelei Esteban.
“Theresa May es un claro ejemplo de acantilado de cristal. Cuando la cosa está muy fastidiada siempre se recurre a una mujer”, detalla. Pero después de casi tres años al frente del Gobierno británico, las presiones internas y externas llevaron a May a abandonar el cargo. Ocurrió lo mismo con la primera ministra neozelandesa, Jacinda Arden; con la primera ministra finlandesa, Sanna Marín, y la lista continúa con la mandatara escocesa, Nicola Sturgeon, que dimitió.
Nuria Varela sostiene que esta realidad se repite a menudo en los últimos años. Aunque añade que esto no solo influye a las mujeres. “La violencia política también lo sufren lo sufren los hombres, eso no hay duda, pero la diferencia es que cuando la sufren ellas se quedan solas”, indica. Varela cree que hay dos ejemplos españoles que lo explican a la perfección. El primero cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anuncia que se tomará unos días de reflexión.
“Todo su partido, todo su grupo y un montón de votantes les piden que no se vaya”, apunta. Una situación que no ocurre con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, cuando decide comunicar que abandona los cargos orgánicos de Sumar. “No sólo se aplaude que se vaya sino que le piden que deje el Gobierno y lo mismo pasó con Mónica Oltra”, sostiene. Apenas 20 mujeres lideran en el mundo un Ejecutivo o un Estado. “Hay lugares en el mundo donde aún las mujeres no son ciudadanas de primera”, concluye Varela sobre el mundo de la política donde ellas acaban siendo extrañas para algunos, okupas para otros e intrusas para demasiados.
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