En el año 2011, el narrador de esta novela y su familia llegaron a una vivienda casi en ruinas situada en un pequeño pueblo del sur de España. Un acuerdo con el propietario les permitiría hacer uso de ella mientras él encontraba financiación para construir allí unos apartamentos. Era solo cuestión de tiempo que la casa fuera derribada. Sin embargo, durante los años siguientes, pasaron largos periodos en ella, reparándola con sus propias manos, transformándola en un acogedor lugar de encuentro y celebración.
“Gracias a las manos tenemos la escritura, el arte, el desarrollo de la inteligencia; son esenciales y por eso he querido reflexionar sobre ellas”, explica Jesús Carrasco. El escritor recibió el premio Biblioteca Breve por esta obra, ‘Elogio de las manos’, publicada en Seix Barral.
En la casa recibieron a vecinos y amigos; con ellos compartieron comida, música, trabajo y risa. Allí la familia llegó a convivir con una docena de gallinas, varios caballos y burros, dos perros y algún ratón. Nunca perdieron de vista que terminarían llegando las máquinas excavadoras, lo que convirtió la experiencia en aquella casa en una elocuente metáfora de la vida: nos entregamos a ella aun sabiendo que termina
“El tiempo ralentizado es una actitud. Se puede educar la capacidad para asombrarse”, cree el autor, quien sostiene que el conocimiento de lo que nos rodea “enriquece la vida”. “Y ese conocimiento empieza por el lenguaje, el saber nombrar”, apostilla.
‘Elogio de las manos’ es la peripecia vital de sus protagonistas, una historia en la que caben la aventura, la reflexión y el recuerdo. Jesús Carrasco logra que la vida se cuele entre sus páginas, demostrando que la profundidad no está reñida con la ligereza.
Una novela con la que Jesús Carrasco (Badajoz, 1972) intenta repetir el éxito de ‘Intemperie’ (Seix Barral, 2013), que lo consagró como uno de los debuts más deslumbrantes del panorama literario internacional.