En el mundo de la inteligencia, existen nombres que resuenan con fuerza: Einstein, Da Vinci, Hawking. Sin embargo, pocos conocen la historia de William James Sidis, un niño prodigio que, según algunos, superó en intelecto a estos titanes. Nacido en 1898 en Nueva York, Sidis ya mostraba dotes excepcionales a una edad temprana. A los 18 meses leía el New York Times, a los 8 dominaba 8 idiomas y a los 11 ingresó en Harvard, convirtiéndose en el estudiante más joven en la historia de la prestigiosa universidad.
Se dice que Sidis poseía un cociente intelectual estimado entre 250 y 300, ya que no se tienen pruebas de que se le realizase alguna prueba en vida (el rango de una persona normal varía entre 90 y 110). Este coeficiente eclipsa el de otros genios como Einstein (160). Su facilidad para aprender idiomas, matemáticas y ciencias era asombrosa. Dominaba 40 idiomas (y a los 7 años había creado un idioma propio), a los 16 años se graduó en medicina, era un experto en diversas áreas del conocimiento y realizó importantes contribuciones en matemáticas, psicología e historia. Sin embargo, a pesar de su brillantez intelectual, su vida estuvo marcada por la tragedia.
La presión de sus padres por explotar su potencial y la dificultad para integrarse en la sociedad lo llevaron a aislarse. Sufrió acoso escolar y laboral, y se dedicó a trabajos humildes para evitar la atención pública. No tuvo pareja y tuvo una vida reservada y alejada de los focos. Murió en 1944 a la edad de 46 años, prácticamente en el anonimato.
Fue precisamente su caso el que popularizó en aquella época la creencia de que los 'niños prodigio', los niños con altas capacidades intelectuales, estaban abocados al fracaso social y avivó el debate (abierto a día de hoy) de si una acelerada educación los convertía en 'adultos disfuncionales'. En 1977 sería la psicóloga Kathleen Montour la que puso nombre a esta falsa creencia con la denominación de 'la falacia de Sidis'.
La pregunta de si Sidis fue más inteligente que Einstein, Da Vinci o Hawking es compleja. Si se le realizó alguna prueba para comprobar su coeficiente intelectual no se conservan los resultados, y fue su hermana, tras su muerte, quien alimentó la idea de que poseía "el coeficiente más alta jamás medido", otorgándole el titulo de hombre más inteligente de la historia. Aunque nunca se midió, expertos modernos lo sitúan entre 250 y 300 atendiendo a sus logros. Pero mas allá de las cifras, la inteligencia es un concepto multifacético que abarca diferentes habilidades. Es difícil comparar genios de distintas épocas y campos de estudio. Sin embargo, la historia de Sidis nos recuerda el potencial ilimitado de la mente humana y la importancia de la empatía y el apoyo en el desarrollo de los niños prodigio.
Más allá de su coeficiente intelectual, Sidis fue un ser humano con una historia compleja y fascinante. Su legado nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la inteligencia, el precio de la genialidad y la importancia de la inclusión y la comprensión en una sociedad que a menudo no sabe cómo valorar a sus mentes más brillantes.
*Este texto ha sido generado con ayuda de Inteligencia Artificial, guiado y editado por el autor.