Noticias Cuatro ha vuelto de su mano. De la del hombre que dio el primer 'buenas noches' a una audiencia expectante por ver un informativo diferente. De la de un Iñaki Gabilondo que durante cinco años dejó un legado de rigor, pluralidad e independencia que desde hoy regresa a la parrilla. De aquello, de la creación de Noticias Cuatro, han pasado 18 años. Y Diego Losada, que toma su testigo junto a Mónica Sanz en la edición de las 20:00 horas, ha querido pedirle consejo antes de estrenar esta nueva etapa en la que se mezclan los nervios con la ilusión, el vértigo y la responsabilidad.
¿Cómo fue arrancar desde cero un formato como Noticias Cuatro? ¿Cómo ha cambiado el periodismo en las casi dos décadas que han pasado desde que lo fundó? ¿Qué les diría a los jóvenes que le toman como un referente? ¿Cómo se aborda un problema tan serio como la precariedad en la que está sumida esta nueva generación? ¿Por qué nos cuesta sentirnos orgullosos de un país como España?
Las respuestas de Iñaki Gabilondo a estas preguntas las tienes en el vídeo que abre esta noticia, donde puedes disfrutar en exclusiva de una entrevista íntegra que ya es parte de la historia de Noticias Cuatro.
Aunque esta charla daba para moverse en la nostalgia, era una oportunidad perdida no debatir con un sabio como Iñaki sobre la España de hoy. En la redacción que compone la nueva Noticias Cuatro hay periodistas que tuvieron la suerte de compartir espacio y tiempo con él en aquella etapa. Pero también muchos jóvenes a los que les ha tocado vivir "un buen momento para hacer periodismo pero un mal momento para vivir del periodismo".
La actualidad es intensa, sí, pero el terremoto financiero que atraviesan las empresas de comunicación es tal que se complica la situación para quienes trabajan en ellas. "A cada generación le sale un toro al ruedo que tiene que torear", opina. Y si a la suya le tocó convivir con las amenazas de ETA, la de hoy está sufriendo una precariedad que considera "insoportable", con "salarios de miseria, contratos basura y sin posibilidad alguna de vivir" dignamente.
"Hay que dar un golpe encima de la mesa: que se considere normal que una generación de gente joven no pueda organizar su vida de manera autónoma, que se acepte como una especie de particularidad geológica, que eso no haga parar las máquinas, que no ponga a todo el mundo en acción, es catastrófico", considera. Y desde su punto de vista, la única salida a esta deriva es una "movilización total".
El futuro, desde su experiencia, no está escrito. De hecho rechaza esa corriente de negatividad que "lloriquea" pasándole "facturas" a las generaciones anteriores por llevarles a un "designio fatal" que está fuera de su control. "El que no tiene futuro soy yo, que tengo 81 años. Los jóvenes claro que lo tienen, pero tienen que agarrarlo por las solapas", dice con toda convicción. Un futuro que será mejor o peor en función de lo que los jóvenes "deciden hacer, lo que no deciden hacer y lo que permitan que se haga".