En las zonas rurales del Congo es muy complicado que haya una escuela, pero el 80% de la población vive en esas zonas, por eso los niños están mucho menos escolarizados. José Antonio se ha acercado a una de las pocas escuelas que existen para ver cómo funcionan y en qué condiciones se encuentran.
El director y los niños le han recibido cantando el himno congolés y, después, le ha enseñado el estado de las instalaciones. Adobe, paja, barro… los materiales no son muy consistentes, y cuando llueve, los niños no pueden dar clase porque se les inundan. Al inicio del curso había 225 alumnos matriculados, pero muchos se han tenido que dar de baja por problemas financieros de los padres. En el Congo, la tasa mensual es de tres dólares por cada alumno, pero los padres en muchos casos, solo cobran 10 euros al mes.