Entre lágrimas, la tronista decide que no quiere ser tonta que quiere a una persona que la quiera y que no quiere que le vacilen. Con todo el dolor de su corazón manda a Fede para su casa. El pretendiente se resiste a marcharse y le dice que la espera luego en la puerta de su casa porque él lleva dos meses luchando y las cosas no se van a quedar así. Fede está muy enfadado y pide a Oriana que hable por él porque no le sale hablar en castellano, pero Emma le pide que se centre y sea él el que se explique.