Mónica Naranjo ha ido a Figueras, donde pasó su infancia y adolescencia, y nos ha enseñado algunos de los lugares que la han marcado. Entre ellos está el banco donde se dio su primer beso, que estaba situado frente a una iglesia y del que ya solo quedan los anclajes. Sobre la persona en cuestión dice: “Besaba tan bien que tuve mis primeros orgasmos. Yo no tuve que tocarme. Me encantaría volver a hacer eso”.
También habló de su primera relación sexual de cama: “Fue con mi primer marido. Yo lo pasé mal. (…) La persona tuvo cuidado, pero duele”.